viernes, 10 de julio de 2015

DEL APRENDIZAJE A LA ENSEÑANZA (Parte I)

Hace más de tres años, en el último de mi preparatoria, fue que comencé a saber del gusto de la enseñanza académica.

Pareció casualidad, pues no estuvo en mis planes, de hecho, distaba demasiado de serlo, pues en ese momento me sentía con dificultades para aprender lo que tenía enfrente, entonces ¿cómo iba yo a poder enseñar? Me resultaba complicado entender las explicaciones de mi profesor de Cálculo, por otra parte, mi profesor de Temas Selectos de Matemáticas me resultaba aterrador, me siento agradecido con el carácter que me forjó respecto de las dificultades futuras, sin embargo el proceso fue un tanto doloroso.  En tal estado de escasa seguridad y confictos cognitivos fue que quise  encontrar una explicación alternativa, enterándome de un lugar dentro de la misma preparatoria llamado "Extensión Académica" donde la profesora Judith impartía asesorías de Matemáticas en todos los niveles del bachillerato.

Recuerdo que era un sitio pequeño, con cierto número de cubículos donde apenas cabía un escritorio, una mesa, cerca de ocho sillas y un par de pizarrones blancos en paredes opuestas, cada uno de los cubículos tenía el mismo diseño. No obstante, eran muchos los compañeros que acudían con dudas concretas a ella, algunos de ellos, de su propio grupo. Ver un sitio lleno de preparatorianos con una profesora que no parecía desesperarse, escuchando y explicando a cada uno de ellos, me convenció de permanecer allí. Luego de esperar un rato a ser atendido, las dudas que yo tenía fueron rápidamente resueltas por la profesora, con muy buen ánimo y, en cada caso, otorgándome la tarea de seguir pensando en la resolución de mis ejercicios pendientes por cuenta propia, dándome el espacio para intentarlos en ese mismo lugar y así poder preguntarle si mi procedimiento era correcto.

Fue un éxito, me alegró mucho haberme quitado el orgullo y pedir ayuda en el momento adecuado, aprendí más que sólo los temas que me atoraban en ese instante, aprendí  sobre lo valioso que resulta  el hecho de buscar apoyo cuando existe alguien dispuesto a brindarlo.

En el momento que daba las gracias y me retiraba, algunos chicos comentaban sobre sus dudas mientras esperaban su turno, dudas de álgebra: productos notables y factorización... Yo podía ayudarlos, así que me acerqué más a ellos para preguntarles en dónde se habían atorado; y a la voz de "maestra, ¿puedo tomarle un plumón?" decidí quedarme allí, esta vez, a enseñar, mientras la profesora Judith terminaba atendía a los demás compañeros. Logré esclarecer sus dudas y permanecí allí hasta el final, los agradecimientos de los chicos y las chicas a quienes apoyé me dieron mucha satisfacción, ese fue el primero de varios días más en los que acompañaba a la profesora en las asesorías, tuve que repasar los temas que había visto en años anteriores para ser de ayuda con quienes preguntaban por Álgebra y Geometría, de tal manera que la profesora fue enfocándose más en apoyar con mayor holgura a los de Cálculo Diferencial e Integral, tema que apenas estaba aprendiendo y que tenía considerable demanda.

Al cabo de meses volviendo habituales mis apariciones en ese par de horas después de clases, dos de los tres días por semana en los que la profesora dedicaba su tiempo en los cubículos de Extensión Académica, ella y yo logramos forjar una muy buena amistad, y fue así que me dijo:

"Muchas gracias por apoyar a tus compañeros, me da mucho gusto ver que, sobre todo en el día que tú no puedes venir, ellos pregunten por ti. El hecho de que te busquen quiere decir que lo estás haciendo muy bien y que están aprendiendo contigo. Me permití comentarlo con la directora, y te tengo la propuesta de que, si puedes, busques horarios alternos a los míos y tendrás cubículos reservados para ti solito, impartiendo asesorías de Matemáticas. Claro que sigues siendo bienvenido en las asesorías conmigo, pero si tu pudieras asesorar en otros días también, apoyaríamos a muchos más estudiantes. Piénsalo y me dices ¿de acuerdo?"

No tuve que pensarlo mucho; en realidad no había paga de por medio, los profesores que imparten asesorías de su respectiva materia lo hacen ya sea por voluntad o para justificar horas laborales en caso de ser de "tiempo completo"; pero no era dinero lo que buscaba obtener de esa actividad; realmente era un gusto y también un remanso para mí el poder apoyar de esa forma, me mantenía entretenido y, al igual que el teatro, esta actividad apartaba mi mente de otros asuntos que me afligían. De alguna manera, la matemática en virtud de la enseñanza y la profundización en la misma logra ser un escape para mí, hacia entornos donde la concentración es la clave, dejando atrás lo irrelevante y subjetivo.

Así me convertí, de acuerdo a lo que me comentó la Directora Ligia, en el primer alumno en la historia de mi preparatoria que se ofrece como voluntario en el programa académico de atención diferenciada: las asesorías en la nueva modalidad alumno-alumno.

De allí tuve que aprender varios aspectos para mejorar las estrategias:

-lleva contigo material de apoyo, llámese notas, guías, libros o software (así perdí mi cuaderno de Geometría, lo que más extraño fueron todos los recortes de Madonna con los que lo forré),

-No les resuelvas todo, y si no hay de otra, cerciórate de que en un ejercicio similar te demuestren que lo pueden hacer con lo que aprendieron, haciendo que ellos lleguen a la solución antes de que tú se la des.

- Sé atento a su lenguaje corporal, aún cuando respondan a tu pregunta "¿tienes dudas?" de forma negativa, no necesariamente quiere decir que ya lo entendieron todo: gestos y posturas pueden advertirte que están evadiendo preguntar más. Tiene un encanto particular observar las gesticulaciones y expresiones no verbales de los estudiantes, pues les confieso que son pocas las satisfacciones que superan la de ver cómo se ilumina un rostro (casi literal) acompañado de un acostumbrado "¡Ah, claro!" cuando acaba de entenderse algún tema o proceso del que tantos cuestionamientos se tenía. Esa sonrisa espontánea nunca miente y es muy contagiosa.


Muchos hablan mal de las matemáticas como aquel verdugo que suprime la sencillez, lo cierto es que cuando soy testigo de un fenómeno de "cara iluminada por el entendimiento", veo ese otro lado de las matemáticas que muchos descartan por adelantado: no son tantas las disciplinas que saben compensar el esfuerzo como esta, haciéndote sentir capaz de lograr progresos, mejorando la percepción de ti mismo.

Al tratarse de atención diferenciada, el enfoque primordial era ese: involucrarte con el ritmo de aprendizaje, ventajas y desventajas de cada estudiante por separado, hasta dar con el método que a él o ella le dé mejores resultados, algo que en el sistema de enseñanza a grandes grupos se suele sacrificar para fines prácticos.
Con una estructura como tal, hacer amigos de entre quienes acudían a mis asesorías era una labor sencilla y grata. Cuando el año terminó, algunos de ellos me convencieron de que lo bueno estaba por venir: preparar los extraordinarios. Por lo cual, al salir de vacaciones el horario de asesorías que su servidor impartió se amplió. Atendí a más alumnos, entre ellos, algunos mayores que yo, quienes sólo requerían aprobar Matemáticas para poder egresar, uno de ellos tuvo a bien comentarme que se sentía mejor atender sus dudas con otro alumno que con un profesor, cuestión de empatía.

Ese "tiempo extra" en la preparatoria me hizo valorar mucho los últimos momentos en ella, disfrutando los últimos paseos dentro de sus instalaciones. Visitaba a mi Sensei (véase: "Nuestro Solemne Desconcierto") una vez concluidos los cursos, y nunca olvidaré el haberme encontrado en su salón a cuatro de mis 'asesorados' que eran alumnos suyos, dándome la feliz noticia de que habían aprobado sus finales. No evité externarles la alegría que saber eso me causó; un fuerte abrazo a cada uno y una satisfacción realmente especial me hizo entender y vivir el lado noble de la enseñanza como parte del aprendizaje, no como elemento aislado. Sin pretensiones, con el gozo de saberme alguien que colaboró en el camino de quienes supieron buscar ayuda para llegar a sus metas. No dejaré de estar agradecido con la profesora Judith, la directora y la preparatoria misma, por brindarme la oportunidad y valorar la iniciativa de dar el primero de tantos pasos que habré de recorrer para desempeñarme en esta labor cada vez de mejor manera.

Ese ha sido mi precedente, y tres años después va tomando forma la idea de incorporarlo a mi propio plan de vida: la docencia en Matemáticas, mucho por aprender para hacerlo de forma profesional, como debe ser, si no soy capaz de transmitir el conocimiento, será como tener una hermosa galería de arte bajo llave, de nada servirá. Quiero también incorporarme al campo laboral ya sea de forma paralela o previa a la labor docente, para poder compartir de manera veraz que esta ciencia tiene real cabida en la sociedad en demasiados más entornos de los que muchos creen: es útil, es bella, está al alcance de todos y es el eje en construcción más importante de mi propio trayecto.



Continuará... :)

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