La clase de cosas que crees que nunca va a pasarte, que siempre es cosa del vecino, por ejemplo: enfermedades venéreas, accidentes, adicciones y ser seleccionado por dependencias del gobierno a través de sorteos. Afortunadamente sólo me ha pasado la última de las anteriores, justo en este año y para participar en el pasado domingo 7 de junio como funcionario de casilla en las tres elecciones (dos locales, una federal) que organiza el INE y el IEDF, los institutos electorales del país y la capital, respectivamente.
Mi familia hacía mofa de mi curiosa suerte, primero el Servicio Militar y ahora esto, qué les puedo decir, tal parece que no sólo soy imán de balonazos, sino que también lo soy de trámites engorrosos.
Por otra parte, no me parecía del todo terrible la idea, en cierta forma me entusiasmó, las actividades de ese día son la Estadística y el Diseño Muestral en acción, aunque el conteo que tuve como labor al ser designado como Primer Secretario de la mesa de casilla no pasa de cuadrar sumas, es interesante formar parte de todo el fenómeno en el que se ocupa la matemática en su rama más vinculable a la sociedad.
Todo el párrafo anterior lo pude haber resumido en una frase: me gusta el chismorreo estadístico.
¿Apoyar a un partido? Naaa, todos son pan con lo mismo: propuestas ambiguas, muchos regalos, pocos resultados. Básicamente me dispuse a votar por quien ha sido "el menos peor" en su cargo previo, y como el voto es secreto, hasta ahí le dejo. Entonces, mi posición relativamente neutra con respecto a quien gane (relativa, porque uno que otro partido ha merecido mi repudio en diversos grados) me hizo particularmente apto para desempeñar las labores que en las capacitaciones me indicaron.
"Buen ciudadano" me dicen, y eso es un halago, "hago posible la democracia" otros afirman, y de eso no puedo estar tan seguro, sobre todo por la forma en la que pienso con respecto de ella. Sé que mucho enseñan en las escuelas que la democracia es una serie de acciones y valores, no obstante yo la veo más como una utopía, algo que no tenemos y a lo que aspiramos, ¿qué tan cerca estamos? Mucho nunca será suficiente, sólo sé que actos como el del domingo nos hacen dar pasos, movernos de donde estamos, pero no lo es todo, si el "pueblo gobierna" mediante representantes, no basta con elegirlos, eso es sólo el principio, la parte en la que somos sus auditores es la que siempre se nos olvida, y por eso caemos en lo de siempre.
Mi poco feeling político radica en que no me identifico con las supuestas posiciones ideológicas. Me pensé derechista y hallé contradicciones bárbaras, y buscando cobijo en la izquierda mexicana me topo con un colectivo cada vez más fragmentado, el cual, de seguir así, terminará en llenarse de a partido político por persona, algo por demás caro y absurdo.
Caro, sí, todo lo que sale del INE para esto es sumamente costoso y fui testigo de ello: la cantidad inmensa de papelería inútil: actas con copias y copias de las copias, entre otros papeles, esto por cada casilla; el extenso número de personas reclutadas sólo para revisar y si a eso añades el presupuesto destinado a los partidos políticos, vaya que es un lujito nuestro instituto; sé de buenas fuentes que países primermundistas no gastan tanto en sus comicios electorales, es algo triste que aún con tanto aparato no gane credibilidad, simplemente haciendo cuentas de la gente que asisitió a votar a la casilla en la que estuve, la proporción sólo fue del 44% con respecto a las listas nominales.
Pero bueno, contaré detalles "tras bambalinas" de esta labor como funcionario de casilla: sencilla, tediosa, y en ocasiones desesperante cuando de llenado de actas se trataba. Empezando desde las 7:15 de la mañana, domingo lluvioso a esas horas cargando todas las cosas que habrían de instalarse: mamparas, urnas, bases, carteles y documentos. La instalación se complicó en cuanto a tiempos, claro, platicadito en las capacitaciones nunca te lo imaginas tan a contrarreloj, resultando iluso tenerlo todo listo en media hora. Además, como podría esperarse, hubo una ausencia, el segundo secretario jamás llegó, dejándome la chamba de contar de una por una las boletas, "gracias, también te quiero". Y allí fue donde conocí a la "Zoología electorera":
Representantes de partido: aves de carroña suspicaces en extremo, "suelen invitar la comida" decía nuestra capacitadora, algo que nunca sucedió.
Observadores electorales: depredadores de apego religioso a las fantasiosas normas de instalación y desarrollo de las elecciones, "suelen apoyar a los funcionarios en las instalaciones" decía nuestra capacitadora, y lo que recibimos sólo fue un: "ya son más de las ocho y ustedes no abren, gente que estaba haciendo fila dijo tener que irse a trabajar, qué lástima porque son votos perdidos" con una mala cara y brazos cruzados. Empiezo a creer que nuestra capacitadora nos resultó eficiente, pero sumamente ingenua.
La gente empezó a votar hasta las 9:30 am, con mucho retraso e incompletos aún, ese problema lo resolvimos hasta pasado medio día. Mientras tanto, los vecinos llegaban tranquilamente, en ocasiones, con toda la familia. Como la sección era grande hubo dos casillas en la escuela primaria donde se instalaron. Un asunto curioso, y para muchos muy negativo, fue el hecho de que los representantes de partido pidieran a los dos funcionarios con el cargo de "Primer secretario" en cada casilla, que voceáramos fuerte el nombre de cada votante encontrado y sellado en la lista nominal, cosa que nadie recuerda como precedente, esto porque querían llevar su propio conteo de votantes. El asunto increíble es que cada representante tenía ya una copia de nuestra lista nominal. ¡Nombre y fotografía de todos los ciudadanos con credencial en la sección! ¿No se supone que el INE debe proteger tal información?
La paga de los representantes siempre fue tema tabú, pero la de los funcionarios, en lo que a mí respecta, no ha de serlo: $300 en efectivo por concepto de alimentos, estando allí por un total estimado de 15 horas, $20 la hora no me resulta mal.
La jornada en mi sección transcurrió sin problemas fuertes, sólo una chica no aparecía en la lista nominal y, como expresé antes, casi la mitad de los registrados votó. No podíamos salir, pero había representantes que tenían a su cargo más de una casilla, entonces iban y venían, algunos de ellos nos trajeron el chisme de que una casilla tuvo que cerrarse porque dos representantes comenzaron a pelear, llegando al extremo de descalabrar accidentalmente a la dueña de la sede, naturalmente que ella los corrió a todos y no quiso saber más de la elección.
Llegado el cierre venía el vaciado de urnas y conteo de votos para que su servidor las registrara en "actas de escrutinio y cómputo", era muy simpático ver la creatividad de algunos de los votos nulos: caricaturas de mafiosos dibujadas, un logo del IEDF con bolsas de dinero por debajo y la leyenda "WHERE IS MY MONEY, BITCH?". Otros votaron por Gokú y mentaron madres al pormayor. La decisión de votar por nadie es respetable, lástima que no tenga una figura relevante aún ese acto, son más tratados como "votos erróneos" que como un indicador de la invalidez de las elecciones si estas superaran algún porcentaje tal que pensar que "la mayoría decidió" resultara una tontería.
Después del fastidioso y repetitivo llenado de actas, se terminó desmontando y enviando el paquete con todas las boletas (válidas, nulas y no utilizadas) contadas y guardadas, documentaciones y materiales hasta las 10:30 de la noche. Muchos compañeros funcionarios de casilla aseguraron que sería esta su primera y última vez, de ser seleccionados nuevamente, se negarían de manera rotunda.
Por mi parte fue interesante, cansado, pero interesante. A una representante le preguntaron si estaba allí por la paga, su explicación me pareció muy buena:
"En realidad no, de hecho tengo tres razones más importantes para estar aquí: la primera de ellas es para poner el ejemplo a mis hijos sobre cumplir una obligación, contribuyendo a que las elecciones se celebren sin lugar a dudas ni corrupción. En segundo lugar, porque al ser mujer, sabiendo que durante muchos años en otras épocas ni acercarme aquí debía, formar parte de ese cambio es estar en este lugar, porque yo también tengo el derecho y negándome a participar le restaría la importancia que merece la lucha por estas condiciones. Y en tercer lugar, porque debo atreverme a defender aquello en lo que creo, así de simple, pienso que estas razones son más importantes pues, aún sin una paga, yo aquí seguiría por ellas."
Y bueno, fue una reflexión que compartí, fue grato haber vivido la experiencia, haber cuidado que, por más en desacuerdo que esté con la decisión de los demás, hice algo por lograr darles valor. Ese es justamente uno de los pocos grandes aciertos del INE: muy a pesar de la abundante zoología electorera, sólo los ciudadanos tenemos las manos puestas en el procedimiento, ninguno de los simpatizantes y comisionados tiene permitido manipular, eso es importante, pues si aún de esta forma la garantía de transparencia y veracidad suele ponerse en entredicho, de no ser ciudadanos aleatorios, aún más controversia habría alrededor de tan delicado tema, ni qué decir de la credibilidad del proceso, estaría por los suelos.
Y sí. Yo sí lo volvería a hacer, sólo que ya sabré a qué me estoy ateniendo: nadie dijo que curiosear sería un asunto fácil.
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