"Stop, look and listen baby" cantó Elvis, y he hecho mía su filosofía, plasmando aquí muchas de las consecuencias de sus versos ceremoniales. Aquí me encuentro yo, descifrando en escribir acerca lo que "curioseo", la oportunidad liberadora y hasta terapéutica de analizarme, analizarte, acercarme... y acercarte.
Fue la noche del sábado recién transcurrido, en el que una invitación inesperada y con pocas posibilidades de ser respondida terminó volviéndose felizmente aceptada, llevándome al suroeste de la ciudad, lejos de mis comunes lares. El encanto de esa noche y la belleza interna de Fundación Sebastián, la cual, por fuera, se mimetizaba entre los edificios de una ciudad al marcharse el ocaso como la fría estructura de una bodega, era por dentro una discreta y agradable galería artística, con una interesante escalera de caracol conduciendo al sótano, sitio ideal para montar un escenario, iluminando a medio tono la intimidad de un ambiente que se encontraba próximo a engalanarse.
Entré justo detrás de una dama acompañada, misma que vestía con elegancia e impregnaba de coqueta soltura su andar; minutos después sabría yo que se trataba de la mismísima Madame Chiang, la cual, con su voz y concepto, se encargaría de transportar su entorno a otras épocas, que más que denominar 'pasado', prefiero la acepción de 'presente alternativo', que vive y siente la música con larga historia y emociones eternas. No sería labor de una sola persona, al tomar asiento frente al escenario observaba a los importantes constructores de dicho ambiente: la agrupación musical que lleva por alegre nombre 'Los pelos de gato' y a su director, el virtuoso y simpático maestro de la Universidad Anáhuac Gustavo Salas, de quien tuve la cálida invitación.
La combinación deliciosa de piano, acordeón, percusiones e instrumentos de viento dio lugar a la magia que mi corazón, melómano empedernido, presenció con grata sorpresa.
Madame Chiang, Los Pelos de Gato, La fiesta de la música en su faceta nostálgica, enamorada, de esencia parisina y pertenencia mexicana. Fabuloso el Swing, y quienes reviven y reivindican ese ritmo, con temas como 'Besos y Cerezas' que ofrecen el contagioso contoneo de los hombros y una sonrisa, la ejecución e interpretación de otras piezas musicales como 'Chapultepec' dieron énfasis a la alusión nostálgica de la ciudad en cuadro costumbrista de hace casi un siglo, amenizado la lírica simple y melodía alegre. La balada tuvo a bien aparecerse, 'Que nadie sepa mi sufrir', un clásico del cual yo, hasta esa noche, ignoraba que tenía como origen un vals peruano, internacionalmente consagrado. Escuchar su canto en idioma francés fue algo que consideré invaluable.
Debo externar mi admiración por los arreglos musicales de "Bésame Mucho", que aún con las tantísimas versiones existentes, ésta me pareció asombrosa, de sabor apasionante, alternando tiempos para acelerar y agilizar los versos combinados con el ritmo acostumbrado de la balada en cuestión, el resultado para mí fue un tema fresco y dinámico. La mayor emotividad de la noche fue escuchar "Peregrina", una de mis favoritas personales, una joya de las composiciones en México.
Qué adorable atmósfera, una impecable ejecución instrumental desde lo que mis nociones permiten percibir, una voz y actitud encantadoras, las armas más fuertes de Madame Chiang, una noche divertida, llena de ritmo y gentileza musical.
Grandes aciertos son programas como "La Fiesta de la Música", impulsadas por la Alianza Francesa de México y múltiples asociados en colaboración, estableciendo un rescate multicultural de entrada libre que del 19 al 21 de este mes hizo gala de diversas presentaciones, algunas de ellas en el fabuloso Universum; su servidor da testimonio del adorable éxito de esta particular presentación en Fundación Sebastián.
Con el sincero deseo de que haya muchos más eventos y más éxitos como este, con la carismática Madame Chiang y con el talento de la agrupación de músicos bajo la dirección del gran Gustavo, nuestra mutua comunicación nos brinda grandes noticias pues me asegura, será posible darme el placer de llenarme y llenarles, gustosamente, de Pelos de Gato.
"Me gustas mucho, chico guapo y listo, pero me gustas para algo serio, no para las aventuras que todos hemos llegado a tener."
De no ser por mi experiencia previa con "La fiera herida" (véase: No me puedo quejar) esas palabras me hubieran hecho despegar los pies de la Tierra y llevar mi idealismo directo a la estratósfera; quizá el desamor es útil porque te hace pensar más en frío para las situaciones siguientes, en todo caso, lo que hice fue sonreirle y responder:
"A saber, veremos qué pasa."
Un abrazo, un sorpresivo beso y una divertida aventura (curiosamente) fue la que tuvimos momentos después, en su casa, a contrarreloj y jugando a escondernos de la inminente llegada de su familia. Fue muy gracioso, aunque breve e incompleto, haber tenido ese tipo de escape, el de las travesuras cariñosas.
Después de eso continuamos contactándonos; después vendría el final de semestre y desde luego, ya no iban a ser con la misma frecuencia nuestras charlas, de hecho, mientras la temporada de exámenes proseguía, conocí a otra persona que muy fácilmente se desesperó ante mi primer negativa de salir en esos días; perfecto, mientras más pronto saquen el cobre, menos tiempo perdemos los dos.
No obstante, todo parecía prudente con quien "le gusté para algo serio" agradeciendo su paciencia seguíamos conviviendo. Resulta que estaba buscando trabajo y por fin iban a darle la oportunidad, desde luego le mandé mis felicitaciones, deseándole mucho éxito. Siempre le gustó que fuera tan atento con su sentir y sus planes.
Un lunes iba a ser su primer día de trabajo, al día siguiente yo iba a tener mi último examen parcial de Análisis Matemático, famoso por ser el más difícil; dadas las circunstancias acordamos que mejor celebraríamos su nuevo empleo y el final de mi materia para el fin de semana, le envié un mensaje por la mañana del lunes con muy buena vibra para su primer día, mientras me encontraba dispuesto a estudiar duro para mi examen, necesitaba acabar de entender la complejidad de los encajes de Sobolev y sus aplicaciones en ecuaciones diferenciales.
Regresé temprano de la universidad, era día de permanecer en casa repasando, cuando en el camino de regreso, ya muy cerca de mi destino, recibí su llamada.
-Hola! Cómo estás?-
-Hola, bien, algo presionado por mi examen de mañana, ¿qué tal tú? ¿cómo estuvo tu primer día de trabajo?-
-Muy bien! Qué lindo, gracias por preguntar, saldré temprano esta semana porque es sólo de capacitación. Oye, ¿no te gustaría acompañarme un rato?-
Por favor, los días que quieras... Menos hoy
- Me apena mucho, dejémoslo para después, me ha caído el veinte de que aún no he entendido este tema y necesito estudiarlo a fondo en lo que me queda del día.-
-Pero si tú eres muy listo, ándale, ¡Sólo quince minutos! 15 mins. Y ya.
Después de algunos segundos haciéndome del rogar dije:
-Está bien, 15 minutos y nos vemos en 10, pero en serio sólo puedo quedarme ese tiempo ¿vale?-
-Sí, prometido. -
¿Por qué tanta insistencia para tan poco tiempo? ¿Habrá una sorpresa de por medio? Espero que sea buena, tal vez quiera decirme algo importante, no sé, realmente no llevamos mucho tiempo conociéndonos... Bueno, he de insistir: veremos qué pasa.
Nos encontramos justo afuera del edificio donde vivía, sacó a pasear a su mascota, platicándome un poco sobre cómo fueron las experiencias de su primer día, nos encaminamos hacia su puerta, justo para darse cuenta que había dejado sus llaves adentro.
-Y acaba de salir mi hermano, no tengo forma de entrar, ¡ay no! siempre me pasa algo así contigo.
-Te doy mala suerte ¿eh?-
Le di palmadas en la espalda mientras veía qué se me podría ocurrir para solucionar su problema.
-Qué lástima que no vivas en planta baja, de ser así podríamos meternos por la ventana.- Le dije.
-Mira, la vecina de abajo me deja treparme a mi ventana desde el enrejado de la suya, y justo si nos vamos a un costado del edificio puedo entrar por fuera.-
Cuando salimos del condominio y llegamos a ese lugar se vio con otro problema: su ropa ajustada no le daba oportunidad de escalar la protección de la ventana para alcanzar la suya.
-Es algo un poco descabellado, pero podrías ponerte mi pantalón para subirte, nunca los uso ajustados y creo que te queda.- Le sugerí.
Reímos con la idea, pero pronto se dio cuenta que era realmente la única manera de lograr entrar a su casa. Finalmente, a la voz de "Vámonos a la azotea, allí donde nos besamos, y nos cambiamos entonces" pusimos manos a la obra, yo debí esperar arriba, ciertamente no me quedaba su pantalón y lucía bastante gracioso en el intento, me dio su iphone y su ipod para que no le estorbaran, y bajó con mi pantalón puesto rumbo al ventanal de su vecina.
Mientras esperaba, luché por no ser indiscreto, y a punto de ganar estaba, cuando su teléfono recibió un mensaje. Los usuarios de iphone saben del muchas veces infortunado mecanismo por el cual se muestra en pantalla el mensaje recibido inmediatamente, quieras o no leerlo en ese momento.
"Te quiero más que a nada: (besos y corazones)"
Sonreí con aire de "¡ajá, te atrapé!", estoy seguro que no querría que yo viera esto, dada su foto, el remitente podía más ser una pareja potencial (o formal) que una amistad o un familiar.
Después de reflexionarlo, llegó otro mensaje: más besos y corazones. Hey, lo está haciendo bien, asumo yo.
Escuché mi nombre bajo la azotea, listo, ya había podido abrir la puerta.
-Genial! Ya no te quedarás afuera hasta tarde, oye, eso tomó los 15 minutos contemplados, discúlpame, lo dejamos para después ¿te parece?-
-Pero si acabas de llegar, -respondió con voz melosa- ándale, mira, piénsalo en lo que te devuelvo tu pantalón.-
-En verdad no puedo quedarme mucho tiempo, oh, a propósito, aquí tus iphone y ipod. Te llegó un mensaje.-
Lo recibió con naturalidad y al revisarlo, el mensaje seguía exhibido en la pantalla principal, marcado como no leído.
-¡Ah! es alguien que está duro y dale que seamos novios, pero no vive en la ciudad, está lejos de aquí, entonces no tiene sentido.-
-Bueno, es como la amiga de la que me platicaste, a quien le ayudé a escribirle una carta para su novio a distancia, ella tenía la esperanza de que siguiera funcionando.-
-Pero no funcionó, y la que esta persona pretende, tampoco, y es que a mí no me gustan las relaciones así- Me decía mientras se quitaba mi pantalón- Me gusta la cercanía, como la que tengo contigo.-
Y tomándome desprevenido, me besó, tal y como en la ocasión anterior escondidos en la azotea. Parece que no es difícil tenerme desprevenido, eso no habla muy bien de mí. Y aunque fue agradable su arrebato, sus manos acorralándome sugerían que no iba a conformarse con eso. Ya llevaba media hora allí cuando habíamos prometido sólo la mitad del tiempo: debí imaginarlo.
-No quisiera que empecemos algo que no pueda terminar, vamos, reanudemos otro día.- Traté de decirle apartándome un poco, pero resistiéndose a eso, me susurró al oído:
-¿Te confieso algo? No he intentado llegar al clímax desde que nos vimos por última vez, he estado conteniendo mis deseos.-
¡De eso hacía semanas! No sabía si mirar su caso con halago, incredulidad o lástima; la tercera ganaba en una votación cerrada.
Llegados a este punto pensé que entonces bastarían sólo algunos minutos para saciar sus ansias: dicho y hecho. La votación se emparejaba aún más cuando su explosión sexual resultó casi exagerada, tal vez no mentía.
-¡Cielos! Me relajé al máximo, vaya. Nunca me había pasado, ¿tú te has sentido así?-
-A veces, siempre es relajante la fase posterior al orgasmo, déjame recordarte que aún no llego al mío, así que vamos a aplicarnos.-
-Muy bien... Sí, en verdad hasta me dio sueño, supongo que fue de tanto esperar, no sé, me hace pensar en cómo llega la demás gente, por ejemplo, las lesbianas, ¿Has visto porno lésbica? Yo sí, y por más que lo intento no logro entender cómo alcanzan el clímax...-
-No- respondí- no he visto pornografía de lesbianas y en particular no me funciona pensar en esos aspectos cuando busco excitarme.- Le dije, con cierta tranquilidad
-Ah sí, perdón.- Me tomó de nuevo, pero esta vez con mucho menos vigor y mayor pereza que antes de su estallido.
Y volvió a su discurso.
-¿No te gusta platicar mientras lo haces? A mí sí, no sé por qué, aunque no había charlado antes me dieron ganas de platicar, creo que depende de la pareja, es que he tenido parejas que no muestran físicamente ninguna señal de excitación, una sí me dijo, "no vayas a tocarme" fue raro, ¿por qué crees que haya casos así?-
-No lo sé, pero pensar en las afecciones psicosomáticas de tus exparejas tampoco me ayuda a excitarme.-
-Es verdad, es que te pregunto estas cosas porque eres inteligente, tienes mucha educación, yo no sé cómo responderlas, pienso que la calidad de la educación tiene mucho que ver para que cada uno reflexione sobre las...-
Ahora llegamos a este otro punto, en el que tanta verborrea me enfrió, a tal grado que volví al mundo real, saliendo del paraíso sexual por la puerta de atrás: en mi mundo real tenía examen mañana, en mi mundo real ya llevaba cerca de una hora en ese lugar sin lograr nada en mí cuando podía estar estudiando efectivamente; pero más importante que contar los minutos, más importante que los temas que no sabía, en el mundo real alguien estaba rompiendo una promesa, y no le importó que yo tuviera planes, impuso los suyos sobre mi ingenuidad.
-Es todo, en verdad me quiero ir, de cualquier modo tardaría más en llegar.-
-¿Cómo? Vamos, quédate otro rato.-
-No- respondí -tengo cosas por hacer.
Me levanté y me dirigí a la puerta, tratando de disimular molestias con una sonrisa, acto poco creíble en realidad; se levantó tras de mí y en ese momento volvió a sonar su celular.
-Ya contéstale, no hagas más larga su espera.- Le sugerí, con cierta cándida ironía.
Obtuve una risa suya y un "¿¡No vino el celoso!?". Mi impulso de reirme fue más sincero esta vez, en verdad no quería armar un drama, pero el comentario estuvo tan fuera de lugar que lo encontré cómico, si se hubiera desempeñado mejor estimulando mi deseo en lugar de mandarlo a dormir, tal vez podríamos hablar de celos, pero no le quedaba, en lo absoluto, ese papel, dados sus insatisfactorios resultados.
Después de sonreir de nuevo, lancé la estocada:
-Es un mal momento para creer que hay celos-
-Perdón,- se apresuró a decir, con su tono ciertamente meloso- la próxima vez empiezas tú.-
¿Sexo por turnos?... ¿Próxima vez?
-¿No me acompañarás a la salida del condominio?- Terminé preguntando, evadiendo su propuesta.
-¿Qué tal si se me cierra de nuevo la puerta?- Respondió y sonrió por su ocurrencia.
Se empeña en hundirse, rápidamente. suspiré con una sonrisa mía que reflejaba el pensamiento de "no me vengas con eso" y salí de allí.
Llegando a casa no quise pensar más en lo sucedido, no obstante, vi un mensaje suyo:
"Eres muy inteligente"
Viendo la hora, lo escribió mientras yo salía de clases, después de haberle escrito que me inquietaba el examen del siguiente día, me desconecté y ya no pude recibirlo hasta ese instante. Le respondí que apenas había visto el mensaje y que le agradecía por sus palabras.
Minutos después recibí caritas tristes y un "Perdóname".
Luego de pensarlo, decidí sincerarme un poco, tratando de leerme más sereno que molesto, pero frío:
"Me sentí usado, ¿sabes? :(
Ni bien terminaste, ya no te interesó procurarme."
"No era la intención". Respondió
"Por favor, procura ser más atento en ese aspecto, te servirá para futuras citas." Le sugerí. "Me pondré a estudiar, ¿ok?"
Caritas tristes de respuesta.
"Que tengas muy buena tarde". Me despedí, y me respondió con más caritas tristes.
Y... eso fue todo, no volvimos a contactarnos. Lo bueno era que le había gustado para algo serio. ¿Qué habría sido de mí si me hubiera tomado a broma?...
De eso hace poco más de un mes, y creí que ese iba a ser el final de esta entrada, pero resulta que hace muy pocos días volvió a contactarme; cordialmente respondí, pues evitar saber de su existencia nunca fue mi plan, hizo hincapié en el tiempo transcurrido, asumiendo esperable que yo ya no quisiera hablarle. Me admitió sentir el riesgo de que yo no contestara, "ya ves que no, todo estaba en que te animaras a escribirme" le envié. Y de manera más completa, volvió a ofrecerme una disculpa.
¿Aceptar la disculpa? Sí, claro ¿por qué no? todos cometemos errores, y apreciando un poco más de iniciativa en sus palabras no tenía ni quería tener razones para no perdonar. Así que, dejando lo pasado en el pasado, continuamos con la conversación.
No sé si sigo gustándole para algo serio, no sé si tan siquiera recuerda haber dicho esas palabras, pues uno de mis mayores males es memorizar mejor lo dicho por alguien más que la propia persona en cuestión, sin embargo, no pienso preguntarle; realmente esto no me apresura a nada, ni pretendo presionar al respecto, estoy abierto a la posibilidad pero no deseo aferrarme a ella.
El camino de mi mente y mis decisiones en esos lares del sentir y ser sentido, un camino patrocinado por Pajarillo, mi último noviazgo y la fiera herida, me ha invitado a aprender que debo ser capaz de querer sin necesitar, de disfrutar sin sentir culpa, de decir "adiós" y "hola" cuando sea prudente. Entonces, en este caso y con esta simpática, atractiva, un tanto despistada y egoísta persona, el discurso mío que le plantee al principio, no cambia:
y en el caos no hay error... Eso me dijo el doctor."
Y una noche, hace poco más de un mes, se me ocurre escribirle:
-¿Cómo has estado? Estoy muy contento de saludarte.-
-¡Hola! Bien, gracias, todo tranquilo, con familia, pareja y trabajo-
-¿Pareja? Hey! Muchas felicidades, me da gusto que estrenes noviazgo.-
-¿Estrenar? No, si ya llevamos cerca de cinco meses juntos, ya te había dicho ¿o no?-
Mi respuesta interna a tu pregunta
-pensé- era un rotundo "no", conociendo mi natural estado de distracción podría ser un "no recuerdo que me dijeras" ¿pero cómo lo olvidaría? Si hace mucho menos de cinco meses estuvimos juntos, intimamos ¡y de qué manera nos entregamos! Rayos, de haber sabido que tenías pareja, no me hubiera animado, "no hagas a otros lo que para ti no deseas" hubiera sido mi argumento para resistirme a tu frenético y estimulante encuentro. A lo que, después de tanto pensarlo, respondí:
-Tal vez me lo mencionaste, seguro lo olvidé y hoy me toma por sorpresa, reitero que me da mucho gusto por ti.
-Gracias, de hecho está conmigo en este momento.
-Ah muy bien! Bueno, no deseo interrumpir su tiempo de calidad, ¡pásenla genial!-
No, no moría de celos, juro solemnemente que no fui hipócrita al respecto, ciertamente nuestra historia es breve y partió de un primer encuentro casual, seguido de otros más causales, sin aspiración a una relación formal.
A estas alturas, ni siquiera me atrevería a envidiar ese noviazgo, ¿le han 'puesto el cuerno' conmigo? ¿o qué tan abierta es su relación?
Transcurrió alrededor de media hora mientras yo proseguía, en casa, con mis tareas en el habitual ritmo de la noche, hasta que recibí un nuevo mensaje suyo.
-¿Hace cuánto que no te veo?-
Después de hacer cuentas mentales, respondí.
-Tiene alrededor de un mes, ¿recuerdas? Cuando salí de la tienda de discos nos encontramos y la pasamos excelente esa noche.-
Intentó hacerme la plática, no obstante, paré en seco sus intenciones preguntándole si su pareja seguía allí, cuando contestó que sí, pero que no había problema, no me dejó convencido. Sobre todo al recordar lo molesto que resulta ver que quien te acompaña se enfrasca en una conversación a través de su celular dejándote en incómodo soliloquio, por lo que, haciendo un poco de empatía con la desconocida pareja, le escribí que mejor la charla la dejábamos para una próxima ocasión, que disfrutara el tiempo en pareja.
Su respuesta me dejó boquiabierto:
-¿No te gustaría acompañarnos? Los tres la pasaríamos muy bien, dice que quiere conocerte.-
No era difícil adivinar en qué podría terminar el asunto, inusual en mis andanzas, eso lo volvía más que tentador.
Pero no iba a ser posible, aún estando perfectamente convencido de querer ser el tercero en la orden, recuerdo que era noche de domingo y no tenía coartada hábil para salir de casa sin preocupar a nadie.
-No me será posible, disculpa.
Y la insistencia perduró un buen rato más, elevando el tono y la temperatura de la conversación, soltando las riendas de la imaginación para darle júbilo a lo que podría ser real. No obstante, opté por no ceder, no es la clase de decisiones que quisiera tomar así, al vapor. Recuerdo que logró transmitir un poco de desesperación al no ver cumplido su cometido, deseándole buena noche para ambos, me dispuse a dormir.
Típico, una propuesta de tal magnitud iba a tener sitio en mis sueños. La idea comenzaba a ganar fuerza ¿por qué no? Si hay consenso y la relación había llevado ese conducto, ¿cuál es el inconveniente? Sentía cierta desventaja al no conocer a la pareja en cuestión, gracias a la vía multimedia, seguramente no era recíproca la situación: ya me conocían.
Desafortunadamente, ese castillo en el aire se vio sacudido por las ventiscas que generaron los mensajes del día siguiente:
"Hola. Quisiera disculparme por lo que pasó ayer, debes saber que quien escribía lo último fue mi pareja, y bueno, ya te imaginarás cómo se puso. Creo que deberíamos ser más discretos con estos asuntos. Que tengas un buen día."
... Oh, vaya.
Tardé mucho en responder aquello, mientras analizaba la situación, un tanto alterado ¿cómo rayos iba a saberlo? Si fuera más perspicaz, me habría dado cuenta de que su estilo al escribir había diferido un poco esa noche de como solía acostumbrar, ¿conversaciones cálidas? Más de una vez las hemos tenido, ¿por qué me pide ser discreto cuando no fui yo quien descuidó la conversación?
Pensando en el siguiente como mi último mensaje, simplemente afirmé que lamentaba mucho el problema en el que se encontraba, sin embargo, no me sentía responsable de haberlo generado, esperando que su altercado se supere de la mejor manera, yo me despedía, pues mi finalidad no ha sido buscar problemas ni enemistades.
Qué complicado asunto, no sabía si sentirme preocupado por su tranquilidad e incluso por la mía, o sentirme molesto por estar inmiscuido en un problema que estrictamente no me correspondía, también me sentía tonto, por no haberme cerciorado antes de que la soltería era una virtud compartida en nuestros encuentros.
Y yo que ya no estaba para sorpresas, respondió tiempo después a mi mensaje:
"Es verdad, debí tener más cautela y siento no haberte dicho, al parecer, que tenía pareja. Lo bueno es que ya lo solucionamos, y sigue la idea del trío en pie, piénsalo y me dices, ¿va?"
'¿Ahora cómo voy a saber quién demonios está escribiendo?' Fue lo primero que pensé, en lugar de considerar directamente la iniciativa, me vi más envuelto en suspicacia y evité mostrar entusiasmo alguno porque, de hecho, no lo tenía. Por otra parte tampoco quería transmitir paranoia, con un "lo pensaré" puse fin a la extraña charla, y tratando de no cumplir con lo afirmado, regresé a mis labores rutinarias.
Pero finalmente, en un momento de nula resistencia, lo pensé:
Una fantasía clásica, controvertida para el estereotipo dicotómico del amor y el deseo sólo concebibles en pareja para muchas religiones y códigos morales. Muchos saben lo que pienso al respecto de esas imposiciones, en general, las rechazo: siempre que sea con protección, en realidad esta práctica no daña a nadie, y satisface a todos los involucrados. Pero en esta situación en particular, con esta pareja que encontré, ¿puedo estar seguro de eso?
He pensado que lo único que no se vale en la sexualidad es ir contra la voluntad de tu semejante, de ahí en fuera, la vía del hedonismo abre muchas puertas y tumba bastantes paradigmas, forma parte de conocerte a ti mismo, el misticismo de los placeres explorando nuevos potenciales, y siempre que eso no motive ansiedades y obsesiones, puede hasta resultar una parte funcional del equilibrio personal.
Concluí que mi posible respuesta sería un "sí, pero no ahora". Deben asegurarme que ya arreglaron sus problemas para que esto no sea motivo de afrenta, lo cual creo dificil pues de estar en su lugar mi orgullo mandaría a ambos por un tubo, es casi un "nunca", pero sé que es lo mejor, aguardar sin precipitarse... Por otra parte resonaba en mi cabeza los versos de Radio Futura:
"La cosa pierde color Cuando la piensas dos veces Y más dispuesto pareces A pensar en lo peor."
Platiqué con un amigo al respecto, de quien tengo sabido, por sus propias experiencias, que ya ha realizado esta práctica, hice hincapié en el hecho de que el desconocer a la pareja en cuestión representaba una desventaja para mí.
-No debería serlo -me explicó- de hecho ese es prácticamente uno de los rasgos más esenciales en un trío, el misterio de no conocer a la otra persona, simplemente enfocarte en hacerse sentir bien en ese momento, más que en entrar a fondo en sus vidas-
Sigo dudándolo, debo admitir que una de mis debilidades es aferrarme a la sensación de tener el control, esto podría resultar demasiado aleatorio para mí. No me convence del todo.
Tres semanas después, sin comunicación al respecto, quien me propuso el trío volvió a escribirme: un saludo cordial, una charla tranquila, resulta que era su cumpleaños y le esperaba un día para disfrutarse en casa, así hasta llegar al 'plato fuerte' de la conversación:
"¿Y qué has pensado de lo que te comenté?"
Le respondí lo que había analizado al respecto. Pero me respondió que no había motivos de preocupación, pero que en fin, sería en el mejor momento.
Proseguimos hasta la siguiente pregunta esperada:
"¿no te gustaría venir a darme mi abrazo?"
Algo me decía que este año iba a ser su cumpleaños dos o tal vez más veces... Pero esta vez yo sí tenía coartada, y las ganas no faltaban, contando las semanas ya hacía un muy largo rato desde que nos habíamos encontrado por última ocasión.
-Me parece justo, nos vemos al rato para tu abrazo.-
"Si en el árbol del bien y del mal Eres fruta prohibida tú, no me juegues una mala partida, yo mordí por instinto animal."
Todos, incluso yo en ese momento, veíamos venir la siguiente parte de este relato. Así es, su pareja estaba allí, y el trío estaba listo.
-¿Has hecho esto antes?- Le pregunté.
-Sí, pero hace ya mucho tiempo.- ¿Tú?
-No.-
-Muy bien, relájate y prepárate, la pasaremos bien.-
(Freno de mano)
Antes de hacer de este relato algo más censurable de lo que ya podría ser, ahorraré detalles externos para concentrarme en los internos durante el acto. Lo siento, lo siento, no aspiro a Marqués de Sade, ni siquiera a E.L. James, así que, aquí vamos:
Mi cabeza era un desastre, debía ser muy ingenuo si no me esperaba algo así, pero la parte de mí que, como antes mencioné, es aficionada del control, estaba realmente enfadada, a tal grado que me impedía ese estado de relajación necesario para actuar con más determinación en la búsqueda del placer. Por otra parte, aún más desafortunado el hecho de que su pareja, recién conocida, no me atraía en lo más mínimo, simplemente no había compatibilidad... rayos, es la primera vez que estoy compartiendo intimidad con alguien que no me gusta, eso es un poco triste, pero entonces luché por no hacerlo evidente, casi no lo logré, además de lo que en el pasado sucedió con su enojo aparente... ¡Cielos! Temí quedarles mal con esto, y podría ser muy decepcionante, se notaba que la pasaban bien, a mí me costó acoplarme, y seguramente me delaté por lo menos en algún momento, mientras cedes la batuta al cuerpo, la mente no debería trabajar demasiado, eso afecta al rendimiento ¡en qué me metí!
Pero bueno, no todo fue atroz, quienes han vivido su sexualidad en su andar por la vida, conocen que los verdaderos finales felices se dan en la intimidad. El estallido se dio para los tres, y eso me pareció un éxito, sobre todo porque esa solemne descarga precisamente indicaba el final.
Una breve charla me hizo darme cuenta de que no conocíamos los nombres de todos; hey, jejeje, rompimos algunas reglas de etiqueta esa tarde. Eso me hizo recordar un chiste que luego les conté, es la broma irónica de los encuentros casuales en el mundo, y cómo termina cada uno, la pareja improvisada, al vestirse después de consumar al acto:
En Francia, la pareja francesa suele decir: "C'était ça?" (¿Eso fue todo?)
En Estados Unidos, la pareja gringa dice: "By the way, what's your name?" (A propósito,¿cuál es tu nombre?)
Y en México, siempre se dice:"Oye, pero yo no soy así"
Rieron con ello, y aseguraron que era un gusto saber que la mojigatería no es lo nuestro, mientras yo suspiraba de alivio, no amargué la experiencia si tienen ánimo para reír de un chiste tan malo, supongo.
Una cordial despedida, el abrazo de "cumpleaños", deseándoles que continuaran divirtiéndose, y así finalmente salí del lugar en plena lluvia, relajado y con prisa por volver a casa.
Lo viví, queriendo sin querer, desafiando el hábito de planearlo, sabiendo por dentro qué me podía esperar al cruzar esa puerta. En parte, fue bueno experimentarlo, sobre todo para saber que no es exactamente mi estilo, narrándome al interior es que concluyo que la experiencia no resulta tan sencilla, hay mucho más detrás del sólo hecho de compartir. Los embrollos que hubo como precedente también influyeron en que no me dejara llevar con tanta naturalidad, pero tampoco puedo decir que no disfruté ningún instante, sólo que seguramente hay personas que lo disfrutarían más, seguimos nuestro camino y francamente no ansío un reencuentro; si bien sé que el viejo refrán "nunca digas: de esta agua no beberé" aplica en mí y en todos, vivir la experiencia me hace decir: si con dos se tiene la receta para los problemas, ¿tres?
La clase de cosas que crees que nunca va a pasarte, que siempre es cosa del vecino, por ejemplo: enfermedades venéreas, accidentes, adicciones y ser seleccionado por dependencias del gobierno a través de sorteos. Afortunadamente sólo me ha pasado la última de las anteriores, justo en este año y para participar en el pasado domingo 7 de junio como funcionario de casilla en las tres elecciones (dos locales, una federal) que organiza el INE y el IEDF, los institutos electorales del país y la capital, respectivamente.
Mi familia hacía mofa de mi curiosa suerte, primero el Servicio Militar y ahora esto, qué les puedo decir, tal parece que no sólo soy imán de balonazos, sino que también lo soy de trámites engorrosos.
Por otra parte, no me parecía del todo terrible la idea, en cierta forma me entusiasmó, las actividades de ese día son la Estadística y el Diseño Muestral en acción, aunque el conteo que tuve como labor al ser designado como Primer Secretario de la mesa de casilla no pasa de cuadrar sumas, es interesante formar parte de todo el fenómeno en el que se ocupa la matemática en su rama más vinculable a la sociedad.
Todo el párrafo anterior lo pude haber resumido en una frase: me gusta el chismorreo estadístico.
¿Apoyar a un partido? Naaa, todos son pan con lo mismo: propuestas ambiguas, muchos regalos, pocos resultados. Básicamente me dispuse a votar por quien ha sido "el menos peor" en su cargo previo, y como el voto es secreto, hasta ahí le dejo. Entonces, mi posición relativamente neutra con respecto a quien gane (relativa, porque uno que otro partido ha merecido mi repudio en diversos grados) me hizo particularmente apto para desempeñar las labores que en las capacitaciones me indicaron.
"Buen ciudadano" me dicen, y eso es un halago, "hago posible la democracia" otros afirman, y de eso no puedo estar tan seguro, sobre todo por la forma en la que pienso con respecto de ella. Sé que mucho enseñan en las escuelas que la democracia es una serie de acciones y valores, no obstante yo la veo más como una utopía, algo que no tenemos y a lo que aspiramos, ¿qué tan cerca estamos? Mucho nunca será suficiente, sólo sé que actos como el del domingo nos hacen dar pasos, movernos de donde estamos, pero no lo es todo, si el "pueblo gobierna" mediante representantes, no basta con elegirlos, eso es sólo el principio, la parte en la que somos sus auditores es la que siempre se nos olvida, y por eso caemos en lo de siempre.
Mi poco feeling político radica en que no me identifico con las supuestas posiciones ideológicas. Me pensé derechista y hallé contradicciones bárbaras, y buscando cobijo en la izquierda mexicana me topo con un colectivo cada vez más fragmentado, el cual, de seguir así, terminará en llenarse de a partido político por persona, algo por demás caro y absurdo.
Caro, sí, todo lo que sale del INE para esto es sumamente costoso y fui testigo de ello: la cantidad inmensa de papelería inútil: actas con copias y copias de las copias, entre otros papeles, esto por cada casilla; el extenso número de personas reclutadas sólo para revisar y si a eso añades el presupuesto destinado a los partidos políticos, vaya que es un lujito nuestro instituto; sé de buenas fuentes que países primermundistas no gastan tanto en sus comicios electorales, es algo triste que aún con tanto aparato no gane credibilidad, simplemente haciendo cuentas de la gente que asisitió a votar a la casilla en la que estuve, la proporción sólo fue del 44% con respecto a las listas nominales.
Pero bueno, contaré detalles "tras bambalinas" de esta labor como funcionario de casilla: sencilla, tediosa, y en ocasiones desesperante cuando de llenado de actas se trataba. Empezando desde las 7:15 de la mañana, domingo lluvioso a esas horas cargando todas las cosas que habrían de instalarse: mamparas, urnas, bases, carteles y documentos. La instalación se complicó en cuanto a tiempos, claro, platicadito en las capacitaciones nunca te lo imaginas tan a contrarreloj, resultando iluso tenerlo todo listo en media hora. Además, como podría esperarse, hubo una ausencia, el segundo secretario jamás llegó, dejándome la chamba de contar de una por una las boletas, "gracias, también te quiero". Y allí fue donde conocí a la "Zoología electorera":
Representantes de partido: aves de carroña suspicaces en extremo, "suelen invitar la comida" decía nuestra capacitadora, algo que nunca sucedió.
Observadores electorales: depredadores de apego religioso a las fantasiosas normas de instalación y desarrollo de las elecciones, "suelen apoyar a los funcionarios en las instalaciones" decía nuestra capacitadora, y lo que recibimos sólo fue un: "ya son más de las ocho y ustedes no abren, gente que estaba haciendo fila dijo tener que irse a trabajar, qué lástima porque son votos perdidos" con una mala cara y brazos cruzados. Empiezo a creer que nuestra capacitadora nos resultó eficiente, pero sumamente ingenua.
La gente empezó a votar hasta las 9:30 am, con mucho retraso e incompletos aún, ese problema lo resolvimos hasta pasado medio día. Mientras tanto, los vecinos llegaban tranquilamente, en ocasiones, con toda la familia. Como la sección era grande hubo dos casillas en la escuela primaria donde se instalaron. Un asunto curioso, y para muchos muy negativo, fue el hecho de que los representantes de partido pidieran a los dos funcionarios con el cargo de "Primer secretario" en cada casilla, que voceáramos fuerte el nombre de cada votante encontrado y sellado en la lista nominal, cosa que nadie recuerda como precedente, esto porque querían llevar su propio conteo de votantes. El asunto increíble es que cada representante tenía ya una copia de nuestra lista nominal. ¡Nombre y fotografía de todos los ciudadanos con credencial en la sección! ¿No se supone que el INE debe proteger tal información?
La paga de los representantes siempre fue tema tabú, pero la de los funcionarios, en lo que a mí respecta, no ha de serlo: $300 en efectivo por concepto de alimentos, estando allí por un total estimado de 15 horas, $20 la hora no me resulta mal.
La jornada en mi sección transcurrió sin problemas fuertes, sólo una chica no aparecía en la lista nominal y, como expresé antes, casi la mitad de los registrados votó. No podíamos salir, pero había representantes que tenían a su cargo más de una casilla, entonces iban y venían, algunos de ellos nos trajeron el chisme de que una casilla tuvo que cerrarse porque dos representantes comenzaron a pelear, llegando al extremo de descalabrar accidentalmente a la dueña de la sede, naturalmente que ella los corrió a todos y no quiso saber más de la elección.
Llegado el cierre venía el vaciado de urnas y conteo de votos para que su servidor las registrara en "actas de escrutinio y cómputo", era muy simpático ver la creatividad de algunos de los votos nulos: caricaturas de mafiosos dibujadas, un logo del IEDF con bolsas de dinero por debajo y la leyenda "WHERE IS MY MONEY, BITCH?". Otros votaron por Gokú y mentaron madres al pormayor. La decisión de votar por nadie es respetable, lástima que no tenga una figura relevante aún ese acto, son más tratados como "votos erróneos" que como un indicador de la invalidez de las elecciones si estas superaran algún porcentaje tal que pensar que "la mayoría decidió" resultara una tontería.
Después del fastidioso y repetitivo llenado de actas, se terminó desmontando y enviando el paquete con todas las boletas (válidas, nulas y no utilizadas) contadas y guardadas, documentaciones y materiales hasta las 10:30 de la noche. Muchos compañeros funcionarios de casilla aseguraron que sería esta su primera y última vez, de ser seleccionados nuevamente, se negarían de manera rotunda.
Por mi parte fue interesante, cansado, pero interesante. A una representante le preguntaron si estaba allí por la paga, su explicación me pareció muy buena:
"En realidad no, de hecho tengo tres razones más importantes para estar aquí: la primera de ellas es para poner el ejemplo a mis hijos sobre cumplir una obligación, contribuyendo a que las elecciones se celebren sin lugar a dudas ni corrupción. En segundo lugar, porque al ser mujer, sabiendo que durante muchos años en otras épocas ni acercarme aquí debía, formar parte de ese cambio es estar en este lugar, porque yo también tengo el derecho y negándome a participar le restaría la importancia que merece la lucha por estas condiciones. Y en tercer lugar, porque debo atreverme a defender aquello en lo que creo, así de simple, pienso que estas razones son más importantes pues, aún sin una paga, yo aquí seguiría por ellas."
Y bueno, fue una reflexión que compartí, fue grato haber vivido la experiencia, haber cuidado que, por más en desacuerdo que esté con la decisión de los demás, hice algo por lograr darles valor. Ese es justamente uno de los pocos grandes aciertos del INE: muy a pesar de la abundante zoología electorera, sólo los ciudadanos tenemos las manos puestas en el procedimiento, ninguno de los simpatizantes y comisionados tiene permitido manipular, eso es importante, pues si aún de esta forma la garantía de transparencia y veracidad suele ponerse en entredicho, de no ser ciudadanos aleatorios, aún más controversia habría alrededor de tan delicado tema, ni qué decir de la credibilidad del proceso, estaría por los suelos.
Y sí. Yo sí lo volvería a hacer, sólo que ya sabré a qué me estoy ateniendo: nadie dijo que curiosear sería un asunto fácil.
¡Ha comenzado! ¡Ha dado inicio! Es el principio del fin. Llegó el inevitable, muy temido, poco esperado y nunca deseado momento donde dejar que la pereza gobierne nuestros atardeceres resulta en una culpa más grande, proporcional a su atractivo; el semestre se acaba, ya es hora de preparar café para varios días, dejar esperando a la seducción que cada noche nuestras camas nos hacen para meternos en ellas y dormir temprano, (de hecho, no sería esa la única seducción que dejemos esperando sentada y molesta) llegó la hora, insisto, de atiborrarnos de copias con apuntes ajenos -porque los nuestros nunca serán suficientes-, de reaundar contacto con aquellas almas caritativas que, admitámoslo, sólo recordamos cuando necesitamos ayuda... Es ya menos frecuente para mí ser una de ellas, pero cuando puedo serlo para alguien, me siento en total equilibrio con el universo y con libertad de decirle a alguien más "¿me pasas tu primer tarea?, ¿me explicarías este tema? ¡Auxilio amigo!" y demás amenazas a la autoría intelectual.
Pero pensándolo bien, aunque no puedan ser nunca la mano que apoya, ¿qué importa el equilibrio universal? ¡Importa salvar las materias del semestre! A promover el cooperativismo en su legal proceder, bien dice el dicho "lo más importante no es saber, sino tener el teléfono (y contacto en facebook, correo electrónico, y todo cuanto se invente) del que sabe." Claro está el no tomárselo personal si la ayuda no llega de algunos, recordemos que las fechas de finales son un mal común, no particular.
Porque todo lo que pudimos hacer durante el semestre lo hemos dejado para las últimas semanas, no hay marcha atrás, nos ha llegado esa hora. A la mayoría nos gusta las emociones fuertes, se deriva en un arreo de aproximados veintiún días para sacar proyectos, tareas, exámenes, tareas-examen, y todo aquel instrumento de tortura que imponga el caprichoso mundo docente.
Nada de esto se compara a la carga de trabajo que se da a diario o en períodos más pequeños que un semestre en el entorno laboral, lo que muchos llaman "la vida real", la sutil diferencia es que en estos momentos, para muchos de mis amigos y su servidor, la vida real es nuestra vida académica: un laboratorio donde si fallas, "total, hay repo", "total, hago final", "total, la recurso", "total, la paso en extra", una cantidad de 'totales' mayor a la que suele haber fuera de las aulas, donde si a la primera oportunidad fallas, en algunos lugares y con algunas personas, esa habrá sido también tu última oportunidad. Por esa razón, muchos de los dramas que pueden desatarse ante períodos frustrantes y rachas de fracasos en el final de semestre son auténticas tormentas en vasos de agua, porque hay oportunidades, tiempo, y gente que pueda ayudarte, todo está en saber pedir ese apoyo.
Otro aspecto que vale la pena recalcar es lo que realmente se aprende: ¿hemos tatuado en nuestro cerebro todos los temas que estudiamos? No necesariamente, incluso es algo triste aceptar que, sobre todo a final de semestre, mucho de lo que debamos analizar, memorizar y retener, rápidamente se encamina al olvido hasta nuevo aviso, mientras, cumplió su función de "al fin la libré". Es triste, no es lo ideal, pero tampoco me parece malo, lo más útil que se puede aprender de este tipo de experiencias es el cómo resolviste el problema que tuviste enfrente: aprobar. Porque entonces te hiciste de estrategias para superar situaciones a futuro, sin dejar que te rebasen, y entre mejor fue tu método, más podrías aplicarlo en otros entornos.
Hay muchas maneras de resolver el problema particular de aprobar, incluso en la clásica idea de "estudiar duro" hay ya varias vertientes ¿solo? ¿en equipo? ¿con anticipación de semanas o minutos? ¿a través de libros? ¿usando internet? Y demás asuntos que lo vuelven más diverso de ejecutar y a veces más complicado de decidir.
También está el hecho de "hacer trampa" Uy, ouch, además del dilema moral que nuestros Pepes Grillo estarían dispuestos a esgrimir con o sin éxito en nuestras cabezas, aplica lo que antes expresé, ¿será un buen método para andar por la vida resolviendo tus problemas? ¿qué tan efectivo será y cómo evitar que hacer trampa te robe estrategias alternas? Y vaya que conozco a quienes son masters pasando por encima de las indicaciones del profesor, haciéndose de ventajas ocultas para salir con buenos resultados... Lo sé, la letanía de "la cultura del mexicano" es un argumento lastre que derriba la posibilidad de ver el lado positivo de estos mecanismos, pues hay de trampas a trampas, desde el acordeón hecho a base de horas de estudio y esmero con el fin de salir al rescate en momentos donde el nerviosismo marchita lo que en esas horas se cultivó en la mente, hasta el "pásame la uno" de alto riesgo, ir sin saber nada y esperar obtenerlo todo de tu alrededor: a veces funciona, a veces no, he visto finales trágicos de intentos fallidos y descubiertos por el indignado o divertido maestro, según sea lo vergonzoso del caso.
Otra actitud es la de ser "globero del promedio" que a base, no de dióxido de carbono ni helio, sino de preguntas, revisiones, reclamos, ruegos y súplicas, va inflando su calificación hasta el "sí, sí, ya te dije que subes a 10". Requieres de cierta diplomacia para lograrlo, entender los límites dependiendo de la persona encargada de ponerte el numerito, además de procurar no dejar de ser un globero honrado para convertirte en alguien que propiamente "chilla una calificación", eso sí es desproporcionar la representación de ese valor numérico, además de cuestionar la dignidad propia; y aguas con caer en premisas como la de "¿por qué a fulanito sí y a mí no?" Nunca sabes cuándo tendrás como respuesta el "tienes razón, bajaré el puntaje de fulanito" y en un dos por tres ya te ganaste de enemigo a alguien tan popular como Fulanito de tal.
Esa última parte, ya sea accidental o intencionada, es la que más detesto de las estrategias a tomar: hacer que otros no logren mejorar. ¿Es tanta la sociopatía? ¿Qué ganas con eso? Comúnmente, lo más que te ganas son mentadas de madre, la clase de premio que todos quisieran para su sarcasmo, además de que esa actitud va en contra del cooperativismo que al principio promoví, ¿cómo no me va a dar gusto que haya gente mejor que yo? Tengo en esa gente algo por aprender, no pugnaría por bajarlos a mi nivel si yo no puedo subir también, siento lástima por quienes lo consideran una ofensa personal... En realidad, siento más que lástima, porque es la clase de gente que despierta en su humilde servidor, que es alma ocasionalmente caritativa y sin repudio por el éxito ajeno, el deseo de dulce venganza y el insano gozo de verles frustrados sus planes de inflar su propio numerito. Caer en las rencorosas garras del colectivo es algo que los chilladores pinchadores de globos deben enfrentar como parte del proceso natural.
Entre todo el menú de opciones, lo primordial es hacer algo, a veces esta temporada transcurre rápido, es capaz de rebasarte, tomarte desprevenido en tu letargo mesosemestral y la caída entonces será inminente, no hay que dejar de lado que, si bien el numerito de tu historial no necesariamente refleja tu nivel de preparación (coff coff, profesores Barcos), el promedio es la llave para entrar en varias convocatorias posteriores con el fin de mejorar tus condiciones y hacerte de nuevas experiencias, además de que el orgullito odia al conformismo excesivo, por lo tanto, esta es la hora de actuar, de estresarse un poco, de tomar al toro por los cuernos y de trabajar lo más duro posible para sentir que realmente es merecido nuestro descanso, ya falta menos.
Por lo pronto, su servidor concluye. Muestreo, Procesos Estocásticos y Estadística no se van a aprobar solas, volveré después de haberme entregado al placer de aprender, ya en este nivel, satisfacciones como esa no pueden desaparecer, es hora de volar.
Carpe diem, "que la fuerza los acompañe", "que la suerte esté siempre de su lado", "que comience el juego", "Let it Be", y todo lo aplicable en esta temporada.