martes, 29 de diciembre de 2015

CONFRONTANDO AL ORGULLO

Arma silente,
perfume de inclemencia,
miras impaciente
su escasa complacencia.

Dices protegerme,
sabes enaltecerme,
mas tu sombra es mi duda,
eres de muy poca ayuda.

Orgullo, a ti te encaro:
por las batallas
que en tu nombre perdí,
por tantas fallas
que a tu lógica rendí,
por tu descaro,
canalla sutil.

¿Pones en duda mi sentir
o salvaguardas mi llanto atroz?
¿Crees que merezco castigo feroz
por ignorar tu contravenir?

Porque vuelves custodia al amor
y a la custodia, agonía,
porque conviertes en ira el temor,
y es tu enervante ambrosía.

¿Te crees el juez más prudente
de su llamar inconstante?
¿tildas de burla latente
mi proceder tolerante?

¡Cómo aborreces el título de amante
cuando sólo deseas ser dominante!

Recibí tus golpes desmedidos,
oí tus gritos desbocados,
herí por sentirme herido,
abandoné por creerme aislado.

Pero hoy no, no he de dejarte,
llámame iluso, idiota e indigno,
hoy amaré sin goce de descarte
hoy dibujaré sin ti mi destino.

Orgullo, me engalanas,
y sin embargo me pesas,
a tu vigor me afanas,
pero cómo me enfermas.

Así que mi alma decreta
dando fin a su hastío:
"No, orgullo mío,
con el amor no te metas."


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