El ingreso de mi hermana a la escuela secundaria en la que yo estudié significó una reconexión, a través de sus historias, con la situación en la que continúa el plantel. Me ha alegrado saber que algunos profesores con los que yo cursé siguen dando clases; profesores que me permitieron lograr grandes aprendizajes y una buena preparación para el siguiente nivel.
A la par de esta situación, noto que más escuelas públicas de la Ciudad de México, dentro de la zona en la que vivo, se suman al pronunciamiento en contra de la reforma educativa propuesta por el gobierno federal. Esto se había manifestado mediante carteles en las puertas de entrada de primarias y secundarias. La polémica disputa ya la habían sostenido los maestros en otros estados del país tales como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán, lo que en primera instancia lució como inconformidad sindical, fue empeorando hasta agudizarse en prolongadas huelgas, manifestaciones y enfrentamientos policiacos, uno de ellos tan violento que dejó muertos y múltiples heridos.
Sin embargo, confieso, el asunto no había atrapado mi atención hasta que, días atrás, mi madre me comentó sobre la plática que sostuvieron ella y la profesora Rosalba, quien me impartiera la materia de Español II y que actualmente es maestra de mi hermana.
En esta plática, durante la salida de los alumnos, tocaron el tema de la Reforma Educativa; mi maestra, con su acostumbrado carácter fuerte y elocuencia, señaló su postura en contra de ella, explicando sus razones y recalcando que los medios de comunicación masivos no están siendo objetivos con el fenómeno, manipulando la información para favorecer la deteriorada imagen del gobierno.
Una propuesta protagónica de la Reforma consiste en evaluar a los maestros, cosa que, a priori, consideré buena idea. "Los maestros en contra de la Reforma Educativa no quieren ser evaluados" es el primer pensamiento que surge, lo cierto es que mi profesora fue el contraejemplo. Mamá me compartió cómo le contó mi maestra acerca de su experiencia en esa evaluación.
"Me llamaron para anunciarme la fecha de mi examen. Yo me presenté segura de mis conocimientos, claro que me dediqué a repasar y revisar estrategias didácticas. Cuánta decepción al leer ese examen y descubrir que era ajeno a mi labor docente. En lugar de eso, preguntas sobre leyes y reglamentos eran abundantes. Yo sí quise ser evaluada, porque me hubiera gustado saber en qué puedo mejorar, pero el resultado de un examen como ese no me dice nada acerca de mis objetivos."
En los días siguientes, otros maestros de mi hermana comentaban más al respecto. Hacía ya un par de semanas que ella realizó los exámenes del último bimestre, desde que yo iba a primaria y secundaria es bien sabido que los últimos días la carga de temas por revisar es mínima (algo que en bachillerato y licenciatura no vuelve a suceder); por tal motivo, las voces que corrieron entre profesores, trabajadores, padres de familia y alumnos sobre la posibilidad de unirse al paro nacional no nos sorprendieron del todo y tampoco nos preocuparon.
Fue así como el día martes 5 de julio se cerró la escuela. Algunas mamás repartían volantes y daban información, otros padres, ante esta situación, lanzaron la clásica consigna antihuelgas: "deberían ponerse a trabajar". El dato que difundían las mamás a favor mencionaba el cobro de cuotas mensuales más altas que la cuota anual que se pide, mencionando cifras concretas. Además de que, con la reforma, los libros gratuitos dejarían de serlo y la escuela debía encargarse del pago de impuestos, para lo cual, evidentemente, requerirá del forzoso apoyo de los padres de familia.
No faltó el padre en contra que no obtuvo respuesta satisfactoria ante el "¿eso en qué parte de la reforma viene?", aspecto que también a mí me dejaba insatisfecho.
¿Qué correspondía hacer? Leer la dichosa Reforma Educativa. No podía quedarme sólo con lo que ambos bandos me decían.
Hay una versión larga por el formato (una tabla con dos columnas: el "antes y después" de la reforma en la constitución) y una versión con las modificaciones ya expresas. Opté por la última para leerla a detalle, disponible en los sitios web de "pacto por México" y "cámara de diputados". Quienes han leído antes alguna ley, circular única o código en su vida (exceptuando la Constitución), tal vez estén de acuerdo conmigo en que su contenido esencial a menudo viene tapizado de un tedioso vómito de eufemismos y es fácil dejarse llevar por él. No obstante, recuerdo las palabras que alguna vez me compartió el abogado de mi preparatoria:
"Cuando alguien escribe una ley, siempre lo hará pensando en cómo beneficiar a sus amigos y perjudicar a sus enemigos, por supuesto, el chiste es no ser literal."
Leer entre líneas, pensar en las futuras ejecuciones de las fracciones y darse cuenta que, cada vacío, ambigüedad o particularidad, fueron hechas a propósito. De esa ocasión en adelante, he aplicado el enfoque citado con las leyes que estudié en mi carrera [Seguros y Fianzas, Seguridad Social, Sistema de Ahorro para el Retiro, Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Información Financiera, etc.] por lo que tengo cierta trayectoria transcurrida en lectura de verborreas legales.
Les resumo mi percepción de la Reforma en estos puntos.
1) ¿Qué esperas de una Reforma EDUCATIVA?
Bien, yo espero que me hable de políticas sobre planes de estudio, mapas curriculares, estrategias didácticas aprobadas por el sistema, revisión detallada del material proporcionado (en este caso, libros de texto) mediante comisiones especializadas y todo un protocolo para actualizar o modificar dichos rubros en términos del contexto social.
¿Saben cuánto se destina de la Refoma a tratar estos temas?
MEDIO PÁRRAFO, ambiguo, sin estructura y con mínima proyección. El resto, sépanlo, la vuelve una REFORMA ADMINISTRATIVA. Esto me preocupa realmente. He apoyado a mi hermana cuando tiene dudas sobre sus tareas, principalmente de Español y Matemáticas, y en esta última me he encontrado con imprecisiones y errores dentro de sus propios libros: el cambio gradual en el nivel de dificultad suele descuidarse, la redacción y planteamiento del problema son confusos en varios casos, sin mencionar que, en una edición de 5to de primaria, a un genio del diseño se le ocurrió poner fondos oscuros en secciones de páginas donde debía responderse con lápiz. Lo último no pareciera grave, pero es un reflejo de la escasez de revisiones por las que pasan estos libros, los cuales deberían ser un recurso aliado del docente.
La repercusión de negligencias así es que, si el régimen del partido político en cuestión continúa, ¿creen que volverán a legislar sobre la educación o darán por satisfactorio lo promulgado?
2) El acta de nacimiento del INEE. Muchas instituciones gubernamentales tienen su ley orgánica físicamente independiente de la constitución. Los redactores de esta Reforma dijeron "¿por qué no meter la del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación ahí mismo?" El resultado, desde mi punto de vista, fue darle un auténtico relleno. A mí me deja una duda: si ya se contaba con organismos como el CENEVAL para diseñar evaluaciones en educación pública, en los niveles medio superior y superior, ¿por qué no ampliar sus funciones para abarcar al magisterio en lugar de crear otro costoso aparato burocrático? Nuevamente, este apartado no es educativo, es administrativo.
3) Los rezagos en el sistema educativo no son culpa sólo del docente, pero... Más de la mitad de la reforma se ocupa sólo de modificar el magisterio.
Aclaro, en ningún momento los pretendo intocables ni creo que sea innecesario elaborar mecanismos de selección. Mi experiencia ha sido encontrarme, en 11 años como alumno en el sistema de la Secretaría de Educación Pública con 3 docentes que me hicieron pensar "¿cómo rayos le hizo para obtener el puesto en el que está?" Mientras que, en 7 años dentro de la UNAM (bachillerato y licenciatura) la cifra va en 13 profesores.
Es muy subjetivo, por supuesto, y justo por ese sesgo, debió ser menester aclarar en la Reforma, con lujo de detalle, cuál es el perfil profesional que el docente debe cumplir y con base en eso, cómo se estructurará la evaluación.
Otro aspecto que termina en suspenso es ¿qué ocurre con el contrato del docente si su permanencia en el puesto depende de una evaluación periódica? Nada garantiza que pueda acumular años de antigüedad y que, por lo tanto, llegue a edad de retiro cumpliendo los criterios de elegibilidad.
Y una vez más: esto lo vuelve una reforma LABORAL, no educativa.
Dos puntos más, pertenecientes a las fracciones transitorias, valen la pena destacarse:
4) Censo escolar: al fin se le da facultad al INEGI de contabilizar recursos humanos dentro del sistema educativo. Eso me parece muy valioso, sería un buen mecanismo de control sobre la supuesta supremacía corrupta del sindicato y será útil para mejorar el reparto presupuestal (escuelas rurales en condiciones precarias dentro de un país que destina gran parte del gasto a la educación resulta terriblemente contradictorio); era urgente implementar la herramienta estadística en ese ámbito. Pero, siendo más crítico, esa propuesta bien pudo ser un decreto institucional, de esos que frecuentemente salen en el Diario Oficial, más pronta y pragmática que una reforma constitucional. ¿Esto es educativo? ¡Tampoco! Es completamente administrativo.
5) Tercera fracción del quinto transitorio: Autonomía de gestión. Esta es la manzana de la discordia entre tutores. El gobieno otorga autogestión a las escuelas, involucrando a padres de familia "a colaborar para solucionar los retos que esta enfrenta". No sé ustedes, pero para mí, esto es el 'sello de autenticidad neoliberal', el principio es este: "yo, gobierno, necesito aligerar la carga administrativa, así que, Escuela: aquí está el recurso económico que planeaba darte y hazte bolas con él." Por supuesto, a la larga y con malos manejos, esto puede significar carestía, ¿y quiénes deberán aportar? Los tutores de los alumnos. Más de lo mismo, con tendencia a empeorar. ¿Hay cifras de cuotas explícitas? No, y no me consta que sea inmediato, pero advierto que sí es posible; la puerta está entreabierta a dichos escenarios. Entonces, evidentemente cabe reconocer que ha habido intención de alterar la información en ambas posturas: una de ellas se empeña en hacer del docente en protesta un enemigo sociópata, y la otra en asustar a los bolsillos de los demás para tomar partido.
Sin embargo señalo que, en efecto, los altos índices de pobreza y desigualdad hacen riesgosa la propuesta de una autogestión, además de que no ataca el problema que han acusado en el sistema educativo. Si acaso es cierto que la Coordinadora Nacional de Trabajadores por la Educación (CNTE) absorbe gran parte de los recursos destinados a las escuelas, ¿no sería más inteligente controlar más, en lugar de 'soltar', dicha gestión?
No debería hacer énfasis, pero, por si queda duda: esta sección tiene de educativa lo que yo tengo de atleta profesional.
Concluyo que ahora entiendo el porqué de la inconformidad. No todas las quejas o rumores tienen fundamento, para eso es indispensable informarse, no obstante, desde mi perspectiva como alguien que ha sido alumno, profesor y tutor, me parece que sí se necesita una reforma educativa, pero una de verdad, no este intento cobarde y por demás insuficiente de tapar el Sol con un dedo; un traje de gala mal confeccionado. Asuntos laborales y administrativos deben ser clasificados como tales, y los temas que competen al concepto de Educación urgen ser tratados por expertos en el tema.
Independientemente de que los conflictos de los maestros disidentes y su proceder sean criticables, pretender que su único objetivo es mantener 'sus privilegios' es quedarse con un muy pobre análisis, sobre todo si no se hizo una revisión mínima del contenido de la reforma que buscan debatir. Tampoco soslayaré que si tú tienes problemas laborales y sales a las calles a exigir tus derechos, por mucha molestia que me causes, jamás aprobaré que te lastimen gravemente ni mucho menos, que la autoridad gubernamental acabe con tu vida.
Esta reflexión me dio seguridad para defender mis convicciones, algo que fue muy útil en la mañana siguiente, pues en la puerta de mi secundaria, la situación se puso bastante tensa y el calor del debate desbordó a más de uno.
Pero esta intervención la continuaré en una segunda parte.
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