miércoles, 20 de julio de 2016

MIS MAESTROS, NUESTRA REFORMA (Parte II)

                                                     Foto: Xinhuá/Alejandro Ayala


Era el inicio del segundo día de paro  en la secundaria de mi hermana; secundaria en la que alguna vez mi mamá, dos tías y yo, estudiamos. Un suceso sin precedentes ha sido el que dicho plantel pare labores por un problema social, cuatro generaciones lo testificamos.

Nuestra escuela no fue la única en la zona que tomó esta medida; de manera que la noticia fue corriendo entre vecinos y se esperaban movilizaciones más cercanas a nuestros hogares. No obstante, en esa mañana hubo padres de familia llevando a sus hijos a la escuela que fueron sorprendidos por el cierre, o bien, inconformes con la situación y dispuestos a cambiarla.

Como fue un rumor esparcido, me dirigí sin mi hermana a la escuela, cerciorándome de que no llegara en vano y en caso de que la decisión se cambiara, avisarle para considerar su ingreso más tarde.

Vi alrededor de quince alumnos esperando que abrieran la escuela, cerca de tres padres de familia reclamando que ésta se abriera y  aproximadamente cuatro madres de familia (cabe recalcar el género) reteniendo la puerta y defendiendo su consigna. Otros veinte tutores quizá, incluyéndome, sólo observábamos cómo la molestia de ambas partes iba incrementándose.

El espacio entre la puerta de entrada a mi escuela y el final de la banqueta es considerable, una pequeña explanada que en esos momentos se encontraba aglomerada; sobre el borde de la banqueta hay barandales, allí se encontraban replegados varios de los profesores, consternados por la opinión dividida de los padres a los que se les había pedido apoyo.
Otra desventaja era la poca elocuencia de las madres que apoyaban el cierre, claramente se vieron obligadas a improvisar. Un padre, alzando la voz entre la multitud dijo:

-Yo no sé qué tantos estén de acuerdo con que hoy cierren la escuela, debemos votar para ver si se abre o no. -

-Señor- respondió una tutora- este asunto se votó en la asamblea general de padres de familia, a la cual no asistió.-

Lo cierto es que ese tipo de asambleas (e incluso las juntas para la firma de calificaciones de los alumnos) son una prueba del poco interés que la mayoría de los padres tienen por involucrarse en asuntos escolares, pues muy pocos  asisten. El horario laboral suele ser el impedimento más frecuente, y para esta contingencia volvía a presentarse. "Muchos papás usan la escuela de sus hijos como guardería, literalmente, pues no tienen dónde dejarlos mientras trabajan." Me advirtió mamá el día anterior. A pesar de lo adverso de sus condiciones, no me parece responsable que deleguen todo el cuidado de 'sus niñitos' a una entidad educativa, sin estar al pendiente de las necesidades de quienes trabajan allí.

El problema empeoró cuando esa votación se impuso, nuevamente, producto de la poca unión entre el grupo de mamás que mantenían la escuela cerrada. Varios de los alumnos que habían llegado esa mañana votaron a favor de abrir la escuela, algunos de ellos, compañeros de mi hermana (ninguno con mejor rendimiento que ella), votando bajo el criterio de "si ya me levanté temprano, ¿para qué me regreso?" o tal vez bajo el exclusivo criterio de sus padres.

Esos fueron los votos ganadores, el papá que propuso esto exhortó a que todos respetaran "la democracia". Un papá conciliador dijo:

-Está bien, sin embargo es justo que escuchemos lo que las señoras quieren decir mientras entran los alumnos, el asunto es que nos tengamos informados.-

Así pues, ellas trataron de alertar sobre la reforma educativa, centrándose en la autonomía de gestión con forma de "ahora nos costará cara la inscripción y permanencia de nuestros hijos", sin embargo, los papás se mostraban cada vez más hostiles y en lugar de debatir el punto que ellas exponían, insistían en el "Nada de eso, abran la escuela, ¿por qué no abren la escuela? ¡Abran la escuela!"

Recordé las palabras de mi profesora del Seminario de Enseñanza: "estamos acostumbrados a debatir preparados para contestar y no para escuchar." Yo tenía mucho qué decir, pero hacerlo en ese momento era sólo sumar una voz más al barullo sin sentido que se escuchaba con fuerza.

Un papá molesto tomó las pancartas que sellaban la puerta, las arrancó y golpeó para que abrieran. Los trabajadores dentro sólo pudieron hacer caso. De esos quince alumnos sólo seis entraron, y una pobre chica lo hizo a empujones de su padre.

-¿y qué ganó con eso? ¡Los profesores seguirán en su lucha y no van a entrar!-

-¡Pues que entren, por eso estamos como estamos!-

-¡Sí, por agachones como ustedes!-

-¡No, por huevonas como ustedes!-

Y el griterío seguía.

Los directivos trataban de hallarse en la más incómoda de las posiciones: la neutral.

"Si entran alumnos, la escuela se abre; si los maestros faltan, se aplica su descuento; si ninguno entra, puede pasar por sus hijos; si no, las actividades se realizarán en trabajo social"

La discusión entró a su punto más patético cuando un señor intentó dar media vuelta luego de meter a su hija a la escuela, y una mamá lo tomó del hombro para que notara que otros alumnos empezaban a optar por salir.

-¡NO ME TOQUE!- vociferó -¡O VERÁ CÓMO LE VA A IR!-

-¡UY QUÉ VALIENTE, PONIÉNDOSE CON UNA MUJER!- gritaron otros. 

Ya no sé qué tenía que ver esto con la reforma educativa; pensé en irme, pero si terminaban metiendo a los maestros a la escuela, necesitaba avisarle a mi hermana.

La voz de una señora que no había hablado antes medió la situación intentando calmar los ánimos (agradecí su voz de Scout), haciendo notar, precisamente, que ya nos habíamos desviado del tema y lo que menos convenía era confrontarnos unos con otros cuando era el momento de informarnos y exponer nuestro punto de vista.

Los papás que quisieron abrir la escuela entraron en ella. Uno de ellos dijo en tono de burla momentos antes de ingresar "¿no van a checar los maestros? Que trabajen gratis entonces". Esta vez yo pregunté "¿y usted trabajaría gratis?"

-Soy funcionario público y claro que sí lo haría.-

Muchos, incluso gente que lo apoyaba, pusimos los ojos en blanco con semejante respuesta.

Resulta que ese señor es papá de una compañera de mi hermana, en el mismo grupo. Recuerdo que en la junta de diciembre destacó por quejarse de situaciones diversas, muchas de esas quejas perdían fundamento a partir de darse cuenta que se había enterado a medias de los asuntos en cuestión. Por otra parte se supo que una de las señoras defendiendo era militante del partido morena, y ni siquiera tenía hijos en la escuela.

Esto es abrumador: unos sacando el cobre y otros llevando agua para su molino. No quedaba más que defender las propias convicciones luego de haber leído la reforma educativa. Llegados a este punto, ya los ánimos se habían calmado un poco y tuve la oportunidad de exponer algunos de los puntos que había reflexionado, esperando escuchar mejores contrapuntos. El hombre que gritó por su espacio personal se había ido con su hija, y los profesores continuaban al exterior de la escuela.

"Yo me pregunto, ¿quiénes de los que protestan han leído la Reforma Educativa como para saber decirme cuáles son las partes que los inconforman? ¿por qué los maestros no dicen nada al respecto?"

Dijo el 'funcionario público'. Cuando le expuse la fracción tercera del quinto transitorio, él y otro padre me respondieron que no había problema, pues era sólo la gestión. De antemano les agradecí su atención (ya el tono de voz y la molestia disminuyeron) sin embargo, antes de preguntarle cuál era su definición de "gestión", una señora entró a la escuela, avisando que los maestros estaban dispuestos a hablar.

Cuando salimos hacia donde ellos estaban, pude identificar a más de mis profesores, me alegró ver caras conocidas y de las que conservo un buen recuerdo por su labor ejemplar: mis maestras Guadalupe y Rosalba de Español I y II, el profesor Norberto de Matemáticas, teacher Noemí, la profesora Martha de Física, Diana de Historia y mi profesora favorita, Carmen Julia de Formación Cívica y Ética,  quien se alegró mucho de verme el día anterior.
Allí se encontraba la profesora de Educación Física dirigiéndose a los papás para pedir su apoyo exigiendo al gobierno que se abra espacio a la discusión de la Reforma, ella se centró en aspectos de la infraestructura y el poco pronunciamiento de dicho proyecto para resolver el problema. Se respondió la duda de que si acaso el paro afectaría la entrega de documentos para cerrar el ciclo escolar: no habría problema al respecto ya que, como mencioné previamente, los chicos de la secundaria acaban su evaluación semanas antes de terminar.

El funcionario volvió a tomar la palabra, diciendo que no entendía por qué esto no lo habían expuesto antes, y desconocía, hasta este instante,  la postura de los maestros (teniendo pancartas pegadas en la escuela que nunca leyó) me sorprendí cuando  me señaló pidiendo que mostrara que yo tenía la Reforma educativa en mi celular. Como me dio la palabra con ese acto, esta vez tuve maestros alrededor escuchando lo que tenía que decir. Y salió toda mi preocupación sobre los planes de estudio y los libros de texto (que expuse en la primera parte) ejemplificando con el libro de Matemáticas.

-Todo es perfectible- dijo él.

-Por supuesto- respondí -el problema radica en que no se propone mejora alguna en el proceso para seleccionar el material, y si una reforma hablará del tema, debería ser esta. Responsabilizar al maestro de todo el sistema educativo sin revisar sus recursos didácticos es una negligencia, por esa razón me uno a  su protesta. Ahora bien, gracias a mi hermana he sabido de estas movilizaciones y de las razones que motivan a los maestros a proceder de esta forma, le recuerdo que su hija y mi hermana van en el mismo grupo ¿por qué sabemos cosas tan diferentes?-

-Pero es que, esto no es asunto de niños, debieron dirigirse a los adultos-

-Ya no son niños, señor, son adolescentes y es asunto de comunicación. Yo tengo comunicación con mi hermana ¿cómo va la comunicación con su hija?-

Increíble. No respondió nada. Tiempo después mi hermana me diría que su compañera llevaba varios días faltando a la escuela desde su última evaluación.

Agradeciendo que lo escucharan, sólo agregó que debía ser más pública la protesta para que todos apoyáramos en lugar de pelearnos siendo vecinos como había sucedido minutos antes. Dicho esto, se fue, junto con los demás padres que abrieron la escuela.

Al final no había ningún alumno en ella, por lo tanto, se cerró. Los maestros a mi alrededor me agradecieron de manera conmovedora por encontrarme presente y junto a ellos. Decidieron que ese sería el último día de paro.

Continuamos difundiendo información aquellas mamás y yo. Por supuesto, encontramos de todo: Gente que apoyaba la causa, que hacía recomendaciones apelando a las tragedias de movimientos estudiantiles en el México del siglo pasado; y personas que recurrían a la generalización apresurada (nadie quiere ser evaluado, todos compraron sus plazas) o peor aún, al resentimiento social proyectado (si a mí me quitaron mi pensión, es justo que los maestros no reciban una, para que se queden los que quieren dar clases y no los que quieren privilegios) para exponer su postura en contra. Ante los últimos no podía replicar nada, buscar el bien común, reitero, no es anhelo de todos.

Tampoco pretendo generalizar, mis maestros no son todos los maestros, sin embargo, sus resultados en mi formación me hacen sentirme orgulloso de conocerlos y dignos de conservar mi voto de confianza. Mi secundaria no es todas las secundarias, y hay muchos aspectos en los que debe mejorar, con o sin ley de por medio. Lo que debe quedar claro es que esta reforma  sí es la reforma de todos en México, nos guste o no, tenemos que buscar la forma de presionar para que deje de ser la mediocridad vendida como varita mágica.
Muchos creen que la democracia se consuma cuando votas por gente para que piense por ti. Eso me dejaría intranquilo, nuestra capacidad de aportar y analizar de manera crítica no debería quedarse quieta; el criterio que nos mueve y el contexto en el que vivimos nos demandan que sepamos informarnos desde la fuente, lo más objetivo posible, rechazando el fanatismo o el primitivo maniqueísmo.


Todo esto forma parte del despertar que buscamos, no se trata de que pensemos igual, sino que aprendamos a defender, con el razonamiento informado, lo que creemos mejor.

1 comentario:

  1. Sports toto - Official Website of the Las Vegas Raiders
    Sports · 문경 출장마사지 Casino · Horse Racing · Football · Greyhounds · Greyhound Racing 강릉 출장마사지 · Esports · Football Sports betting & sportsbook: No. of StatesGambling operator: DraftKingsBetRiversSportsbook: Caesars Sportsbook, LiveBetting odds: 오산 출장샵 11/10Biggest sportsbook: Las VegasWhat is the best sportsbook 제천 출장마사지 to 토토사이트 bet in Las Vegas?How do I bet on sports?

    ResponderBorrar