viernes, 26 de julio de 2019

#MeNeither

A veces, cuando estoy en mi clase, y a un niño lo golpean y lo hacen llorar, yo le pregunto "¿Estás herido o te duele?" Si estás herido, te enviaré a casa, si te duele, olvídalo y sigue adelante. Tienes que averiguar si estás herida o te duele... Es el único consejo que tengo, lo uso para todo.

-Fragmento del diálogo del Instructor de artes marciales Jake y Aria Montgomery. 
Pretty Little Liars, T4 E5.


A más de uno nos han educado con premisas como "la vida está hecha de oportunidades, tú decides si las tomas o las dejas pasar", es obvio sentir que el giro de la pirinola debe llevarte al "TOMA TODO" en cada uno de esos momentos. Pero, de entrada, puede ser difícil identificarlos y una vez resuelta esa parte, desearías que fuera más sencillo simplemente lanzarte a todo lo nuevo que puede traerte dicha oportunidad, asumiendo todo aquello que se deja atrás.

También, quizá menos por su complejidad, se nos habla de la justicia como un valor que nos debe acompañar durante nuestro andar por este mundo. Hay todo un sistema que pretende impartirlo y procurarlo, ¿pero qué sucede cuando otros valores lo dejan de lado? ¿Qué se puede entender sobre el resultado de ver cómo la justicia, que se supone que iba a lado nuestro, decide o es forzada a quedarse muda, incluso dar la espalda?

La respuesta a ambas cuestiones es la misma y tiende a ser más desoladora: nada es ni será lo que parece, en situaciones importantes no contaremos con nadie más que con ese bandido pretencioso al que llamamos 'instinto'.

Aquí, con cierto velo, dejo plasmado lo que me hizo reflexionar al respecto, todo esto ha sucedido a lo largo del año, y ha sido duro, tanto, que necesito averiguar si estoy herido o sólo me duele.

Mi perspectiva sobre el trabajo al que he de dedicar mi vida es un tanto hedonista: "o me da placer, o la mando al carajo"; combinada con el ideal de "mejor gano poco pero estoy contento con lo que hago". Lo primero es algo que la misma sociedad panfletaria de la autosuperación te lo dice con ciertos eufemismos, lo segundo es desagradable a oídos pro-capitalismo. Desde antes de titularme sentí que todo marchaba muy bien por ese camino, hasta  que el golpe de cara con la realidad me hizo entender que mi situación y la de mi familia habían cambiado, que aunque la responsabilidad no es completamente mía, mientras los capitanes del barco se enfrentan entre sí con procesos legales y separación física, alguien tiene que tomar el timón o toda la tripulación se hundirá. Heme ahí, buscando opciones que mejoren la situación económica, antes mía, ahora nuestra.

Esa búsqueda se interrumpió cuando una noticia tomó por sorpresa al equipo de trabajo. Quien fuera mi mecenas, con quien había fortalecido el vínculo que nos unió de lo laboral a lo fraternal, hasta convertirse en uno de los más importantes en mi vida, dejaba el puesto por la fuerza, a raíz de una acusación por acoso hecha por una compañera de trabajo.

Tal historia deja de estar en mi terreno de lo personal, por lo cual no puedo revelar detalles, ni desarrollar todo el contexto de mi postura.

Me queda claro que el tema del acoso y hostigamiento son muy delicados, que la revictimización sigue a la orden del día y alzar la voz es un primer paso para contraatacar ante esos delitos bajo un sistema que los subestima e invisibiliza. Sin embargo, el pasar de esa concientización al "yo te creo" basándome exclusivamente en la palabra, se vuelve caldo de cultivo para encontrar distorsiones de la realidad motivadas por venganza y oportunismo. ¿Cuál de los dos casos es este? Todos tendrán su versión, siempre con menos elementos que las personas directamente involucradas, lo cual vuelve aún más turbio el panorama. 

Sólo sé, del caso particular de ellas, que tuvieron una relación hace casi dos décadas atrás y de muchos años, con los elementos que ahora está de moda llamarse 'tóxicos', sé también que terminaron contra la voluntad de quien ahora lanza la acusación y que esta persona entró a trabajar hace sólo dos años donde sabía que su ex pareja laboraba, ganándose, en su corta trayectoria dentro de ese lugar, comentarios negativos sobre su desempeño por parte de alumnos y colegas suyos. Es inevitable pensar que su objetivo más claro era entrar para sacar a su ex, dejando la formación en segundo término y argumentando que cuando esa relación empezó, existía una relación de poder que la puso en desventaja.

Realmente, luego de reflexionar qué tan complejo puede ser el juego de la confianza y la objetividad, ya no puedo decir mucho más de las personas involucradas, pero de quien sí puedo es de la institución que debió lidiar con este caso.

No hubo mediación: ni comité de ética profesional que entrara a dialogar con ambas personas, ni canal de comunicación efectivo con el sistema penal que debió figurar. Lo que hubo es miedo, mucho miedo de perder prestigio, miedo a las advertencias de la parte acusadora de hacer de esto un escándalo mediático, con la inmunidad laboral que la reviste su actual embarazo, miedo a hacer un careo para contrastar versiones, miedo porque en este movimiento de acusación anónima en redes salieron otros docentes acusados que se fueron para no volver. Miedo que paraliza, que busca la salida fácil y que pretende que todo estará bien evadiendo el problema rápido, obligando a renunciar a alguien próximo a jubilarse por algo que ni siquiera llegó a ser, por definición, una denuncia. De un mecanismo tan primitivo queda una sensación de vulnerabilidad en todos los que trabajamos allí, pues el mensaje legible de esto es que no importa si el conflicto en el que te involucren sea real o fabricado, tu lugar de trabajo se deshará de ti si supones un riesgo a su renombre mucho antes de encontrar la verdad.

De todo esto, ¿Qué parte me tocó a mí? La de seguir y sustituir. La institución no quiso revelar detalles y manejó una versión completamente ajena al problema para justificar la salida de alguien que no lo veía venir frente a sus grupos. Tocaba entonces empaquetar toda la incertidumbre, angustia y rabia en una cajita, al menos durante las clases con los grupos que ahora estaban a mi cargo hasta finalizar el semestre. De un momento a otro, esa búsqueda de empleo que había interrumpido por la noticia terrible, parecía haberse terminado con este nuevo ofrecimiento, y la consigna de mejorar mi cobertura de grupos el siguiente semestre.

Parecía que ya estaba en mis manos lo que tanto había querido. Mi búsqueda de empleo fuera del ámbito educativo había sido para mí muy melancólica y esto era "la" oportunidad de ganar más sin dejar de hacer lo que más me gusta. Pero aquella parte de mí, un tanto motivada por el orgullo, se siente asqueada porque no lo gané con mi mérito, casi le parece una "oportunidad carroña" cuyo único criterio fue tener el tiempo disponible que los demás miembros del equipo no tenían. Eso sin dejar de lado la otra parte hundida en la incertidumbre y la angustia por lo que sucedía, lo poco que se sabía y la tensión que invariablemente se había seguido sintiendo.

No sólo eran sus grupos, también era la coordinación de ese equipo la que quedaba sin titular, y para ello la propuesta no estuvo resuelta hasta el mes pasado. Mientras, otra persona del equipo, más cercana a mí en edad y proyectos donde colaboramos juntos, dudaba en ser elegida para desempeñar ese puesto y si realmente era lo que quería. Fue justo mi Mecenas quien nos acercó en principio, y con su actual ausencia que tanto nos descolocó, sentí que nos estábamos refugiando mutuamente y que podía funcionar, aún cuando mis emociones presionaban por simplemente dejarlo todo y alejarse de un ambiente laboral que, sin quedarse atrás, también se había vuelto tóxico. Hubo un punto en el que ambos dijimos "sigamos buscando por fuera mientras aguantamos aquí", las dificultades de dependencia económica son muy similares en su caso y el mío, así que hay empatía.

Lo admito, me hizo feliz saber que sí le dieron la jefatura, en el jueguito de "todo debe continuar" del que después me fui enredando. Salí en una pieza de los grupos que cubrí, pero en más de un momento sentí que no lo iba a lograr, y que sólo me mantenía por inercia. Recuerdo las mañanas en mi largo camino al trabajo, muy temprano, donde de la nada comenzaba a llorar, donde deseaba tener la cobardía (o valentía) de decir, "hoy no quiero ir, quizá mañana tampoco". Y caí en crisis, pues ¿Qué no se supone que estaba haciendo lo que me gusta? ¿Por qué lidiar con culpas ajenas si mi trabajo habla por sí solo? ¿Qué culpa tiene el alumnado de toda esta presión? Algunos de ellos reflejaron en las evaluaciones al docente que les fue inevitable verme como alguien que usurpó un puesto, claramente desprovistos de contexto, si llegan a ver esto, sepan que los entiendo a la perfección. Pero lo peor estaba por venir. Recuerdo que el himno de esos llantos y esos jueguitos de poder fue esta canción, era mi dedicatoria al lado oscuro de tan prestigiosa institución:

"Haz lo que quieras con mi mano de obra".


Yo sigo trabajando con mi Mecenas en la instancia donde originalmente nos conocimos. Se me hacía difícil sortear la comunicación sin sentir que le recordaría malos momentos del otro trabajo constantemente, pues si yo me sentí en crisis, no logro imaginar ni un ápice de cómo se ha estado sintiendo, lo ha estado manejando a base de terapia psicológica, y lo que menos quería era ser un retroceso.

 Hice mal en tener tantas reservas, pues se tradujo en aislamiento, y el aislamiento se tradujo en desconfianza. Luego sucedió un malentendido muy desafortunado respecto de cómo había justificado mi asistencia a un festejo del día del maestro al que no quería ir, odiaba legitimar el protocolo del "todo está bien". Mi nueva jefa dijo "nos lo recomienda tal orientadora educativa" y esa orientadora, cuando se enteró, afirmó: "yo nunca dije eso". Entonces pareció que todo lo había hecho yo de manera premeditada al replicar esa justificación, más para mí mismo que para mi mecenas, engañando y saliendo engañado al mismo tiempo. La susceptibilidad está tan fuerte que su reacción me cayó de golpe. Nunca me había puesto a pensar en la posibilidad de que esa compañera, a la que sentí tan cercana y empática, me manipulara  aún habiéndole mostrado mi lealtad, al menos así me hizo pensar mi mecenas cuando me encaró, con la sorpresa y desconcierto de sentir que yo fuera capaz de mentirle de esa manera. "No me importa lo que hagas o dejes de hacer en ese lugar donde ya no estoy, pero elijo tener conmigo gente que no me mienta, y mucho menos de manera tan pendeja usando a mi mejor amiga (la orientadora) de excusa". Esto había llegado muy lejos. Necesité confrontarlo y lo hice desde la conciliación, sin acusación de pormedio. Mi nueva jefa sostuvo su versión... Otra cosa de la cual todos tendremos una historia diferente, por si no fuera suficiente frustración.

Se pareció mucho a esto; curiosamente, Florence está entre nuestros gustos musicales en común:



El tema de la oportunidad me llegó hace unos días. Un puesto en el sector público, ejerciendo mi profesión fuera de la docencia pero dentro del área educativa, me encontró antes de intentar buscarlo, siendo mi asesora de tesis quien le recomendó al equipo que ella deja ser yo el que lo obtenga. Y todo avanza tan abruptamente que me obliga a tomar decisiones y anunciarlas; confieso que siento aún más difícil lo segundo que lo primero. Es un cambio grandote y me estaré alejando mucho en cuanto a lugares y personas se refiere.

 Mi cabeza da vueltas pensando en que es la clase de oportunidades que aparecen como todo un Deus Ex Machinae, pero que me indican que debo soltar y pensar, sea cual sea mi decisión, en lo que "hubiera podido ser". Mi relación con mi mecenas, con quien siempre estaré agradecido, ha ido mejorando desde el último altercado, sin embargo, aceptar este nuevo trabajo implica dejar el equipo que habíamos hecho. 

 Por eso empecé mi entrada con esas "pretty little lineas", para intentar aplicarlo en mí. ¿Lo que viví me duele o me dejó herido? ¿A qué debo llamar "seguir adelante"? ¿Estoy listo para el cambio que me espera? 

Aún lo medito, aunque este ejercicio de escribir lo vivido me está desatando ciertos nudos.

Mientras tanto, finalizo compartiendo Castle de Halsey, tan ad hoc a lo que me he topado en el salvaje entorno laboral que dejo mi reflexión en su elocuencia.


lunes, 31 de diciembre de 2018

2018 Y LA AMPLIA GAMA DE DESPEDIDAS

He dado un metafórico soplo al polvo sobre mi blog para volverme a ver reflejado en él. Aunque fue un año de mucho escribir, poco de lo hecho fue sobre mis vivencias, así que no lo evadiré más, sujetándome con ello a la personalmente joven aunque para muchos trillada costumbre de los recuentos al final del año.

Creí que nada podía compararse al terremoto del 2017 para sacudir mi vida, cada quien tuvo un impacto diferente y puedo considerarme ileso frente a tantas historias alrededor de esa tragedia, pero este año me presentó otro tipo de sacudidas y vi caer estructuras que durante mi pasado había creído indestructibles. Por supuesto, no se trató de estructuras materiales que sucumben ante la gravedad, hablo de las intangibles edificaciones que concibe la sociedad desde hace mucho y quién sabe hasta cuándo, en las cuales, ya sea por esperanza, costumbre o evasión de la realidad, suele gestarse la creencia de que estarán allí por siempre, inmutables y consistentes.

Por eso titulé esta entrada así, hablando de esta variedad de despedidas que tuvieron la ocasión de coincidir en este año, desde aquellas que incluso generan gozo y abren puertas que se tenían atoradas, hasta las que, como ya mencioné, jamás hubiera anticipado.

Empezaré con las despedidas alegres: este año pude dar por terminado el parto académico sin anestesia, también conocido como trámite de titulación. Adiós a las tardes donde mi tesis ocupaba mi mente, ya sea que trabajara en ella o no, siendo peor la segunda por la angustia adjunta a aquellas horas. El tan esperado y a veces temido día del examen profesional llegó el 11 de junio y fue uno de los días más felices, un alivio ante la urgencia de consumar el proceso para permanecer trabajando y una celebración que pude compartir con familiares, amistades y mi pareja. 

Doy un salto temporal hasta hace pocos días donde me despedí de mi segunda y, si no se me ocurre otra locura, última licenciatura: el 100% de los créditos que me aparta de la acostumbrada ansiedad por planear las clases a elegir y el horario a tomar durante el próximo semestre. Como estudiante hago una pausa de aquí a que un posgrado me atrape, siendo consciente de que esta despedida me anuncia el ya urgente comienzo de una segunda tesis... No parece masoquismo de mi parte, en realidad lo es.

Haber concluido mis estudios fue un esfuerzo titánico durante este último semestre, lo digo sin exagerar por más que quien me conozca en persona lo crea, y es que la despedida que marcó la última mitad de mi 2018 fue tan agotadora y desconcertante, que en más de una ocasión me llevó a contemplar postergar ese término, sentía que no podía con toda la serie de cambios que se desatarían en muchos aspectos: mis padres se separaron tras 25 años de matrimonio. 

Nunca creí siquiera cercano el decir adiós a la estampa tan aparentemente consolidada de la pareja que me educó, me cuidó y me dio las herramientas con las que ahora improviso una vida. Esta separación ha implicado muchos lugares comunes con el consabido proceso: disputas, dolor, celos, negación, abogados, destierros, trámites y todo un caos que no imagino cómo lo hubiera podido enfrentar si fuera menor de edad; un caos que me ha unido a mi hermana, quien sí tuvo que vivirlo en tan difícil etapa, con una madurez que me impresiona, mas no exenta de dificultades emocionales. Un caos que a veces pareciera un mal sueño, ya que suele sacar a relucir lo peor de las personas y hace estruendo en la caída de estas ya mencionadas estructuras intangibles.

No puedo contar más de lo que percibí sobre el porqué de la repentina despedida, la objetividad en estas circunstancias es más bien atípica, por ello, mi única intención es desahogar por escrito algo que me suele salir con gran torpeza si lo intento hablar:

Hace poco más de un año falleció una querida y joven tía, este blog lo supo en el recuento pasado. Fue un proceso de duelo que dejó devastada a mamá, pues más que su prima, fue una gran amiga; sin embargo, este mismo proceso generó las condiciones para que, enmedio de toda esa oscuridad, ella encontrara apoyo mutuo y refugio en el tío que enviudó. Situación que con el paso de los meses despertó la sospecha y rechazo de papá. 

Mamá cambió, y a la vez que lo acepto me burlo de mi mismo, ¿Esperaba que fuera la misma por siempre? La vida cambia y resistirse a eso es una necedad, nostálgica y enternecedora, pero necedad al fin. Este nuevo vínculo llegó en una etapa de la relación entre mis padres en la cual las cosas no marchaban bien, donde no logré ver esas grietas que iban afectando los cimientos. Aprendí a no culparme por ello, me parecía inadmisible que, viviendo en la misma casa, no me diera cuenta de lo precario de su situación, sentí que mi miopía era irresponsable consecuencia de haberme ensimismado tanto, con mi trabajo, mi tesis, mi titulación, mi segunda carrera, preparar a mi hermana para entrar a la prepa, mi propia relación amorosa... Hasta que alguien, en su sabiduría, me hizo preguntarme ¿Qué diferencia había en notarlo o no? ¿Me correspondía haber hecho algo al respecto "en su momento"? Fue asunto sólo de dos, aunque cada uno, por su cuenta, decidió involucrarme, compartiéndome su versión cuando el daño comenzaba a ser visible. 


Tuve empatía con papá, al confesarme que entró al salvaje mundo de la revisión de celulares  sin consentimiento de su pareja, sólo para empeorar las sospechas... Sin el más mínimo orgullo confieso que en ese mismo año, tiempo atrás, la desconfianza me llevó a hacer lo mismo en mi relación. Allí me despedí del idealismo sobre mi pareja y sobre mi propia forma de amar, vi una ruptura y seguí agrietando en mi intento de presionar para salvar. Lo peor es que se volvió un patrón de comportamiento inseguro y enfermizo, no tenía derecho a hacerlo y me costó reconocerlo, cuando hice frente a ello, reflexioné con la mayor frialdad posible en el sentido de desdibujar las borrosas concepciones del amor romántico, ¿En qué consiste esta relación? Era necesario dejar de lado la clásica fachada de encanto y alegría perfecta para exponer nuestras vulnerabilidades ¿Es saludable seguir o no?  ¿qué necesitamos mejorar para continuar? Ambos confrontamos esta crisis y decidimos permanecer juntos por convicción. ¿Fue fácil? Para nada, han habido recaidas y duelen, pero si algo creo haber logrado es liberar a quien hoy me da su amor de la presión por fingir que todo debe ser siempre exitoso, conociendo mejor sus inquietudes y aceptando su individualidad, realmente amar por quien es, no por quien quiero que sea. Ello me dio la experiencia para decir "papá, tampoco tenías derecho a hacerlo, si buscas confrontarla te sugiero lo hagas reconociendo esta falla y desde el entendimiento conciliador, por favor no lo hagas desde el reclamo".

Hizo todo lo contrario.

Sus condiciones para "mejorar las cosas" demandaban un alivio a su desconfianza basado en controlarla aún más. Se izaba la bandera de la codependencia bajo la excusa de salvar un matrimonio. Las discusiones se hicieron más severas y agresivas hasta que ella pidió distancia, mientras él se negaba a aceptar que en este punto no había nada por revertir.

Escribí sobre una fiera herida en mis amoríos fugaces de años atrás, llegué a hacerlo desde el orgullo y la ira por haber perdido a alguien de quien me enamoré de forma tan impetuosa. Me tomó tiempo entender que esa fiera herida, en realidad, era yo: envuelto en celos e inseguridad, autoinfligiéndome dichas laceraciones. Actuar con ese perfil de apasionado "mal correspondido" me indujo a presionar y presionar hasta materializar el peor de mis miedos. No pude evitar ver así a papá, y noto el dolor desde donde decide cambiar de parecer de un instante a otro, culpar a su alrededor y actuar con desesperación mientras se vuelve realidad su temor de perder la vida que tenía, la compañera que creyó vitalicia y que ahora no soporta más los días juntos. Esa ya no era vida para ninguna de las cuatro personas que habitaban esa casa.

No ayudaron quienes, desde fuera, intentaron imponer su punto de vista sobre lo que estaba sucediendo, emitiendo juicios despectivos basados en testimonios parciales. Hubo tíos y abuelos que tomaron partido, asumiendo atribuciones que, por mucho que pataleen en aras del "qué diran", no les corresponden. Se gestaron en esas instancias otras despedidas terriblemente abruptas aunque, siendo franco, añoradas por mí desde hace mucho: defendí a mamá de su hermana, quien se sintió con todo el derecho de armar escándalo e insultarla en público, queriendo controlar, a base de la culpa y la explotación de la imagen de mi tía fallecida, sus decisiones y su vida. Hubo reacciones violentas ante tales vejaciones, por ejemplo, le costó un saldo de un par de bofetadas junto a un jalón de cabello tras usar osadamente términos como "mierda" y "miserable" contra la mujer que me dio la vida, desde luego, a mí me costó que a la noche siguiente se metieran por la fuerza a mi casa y me golpearan mientras retenían a mi hermana, quien con coraje y desechando cualquier estereotipo de género, luchó por defenderme. Así de altas creyeron ser sus prerrogativas para someter a mamá, aunadas al vacío de sus vidas carentes de propósito, al desplante de su chantaje y envidia latentes, únicamente basados en la ignorancia. Así de bajo habíamos caído en esta disputa. Esa noche papá vio a esos tíos como aliados suyos sin contar con que yo derrumbaría su coartada, tales circunstancias extremas separaron historias, pero nos unieron ante sus ataques como jamás lo hubieran esperado.

Básicamente huimos de ese entorno putrefacto que había hecho de la familia materna un patíbulo para mamá y casi un altar para papá, lo cual es absurdo, después de todo son simplemente humanos que cometen errores y buscan ser felices. Encontré paz en un nuevo hogar, y pese a la incertidumbre económica, resultado también de una violencia ejercida, ningún precio vale más la pena pagar que el de la tranquilidad que representa alejarse de los indeseables conatos de violencia, la intriga y el machismo imperante en el que todos nos hemos contaminado, y del que urge rehabilitarse.

Nada volverá a ser como antes. La vida cambia y una de sus pocas constantes es el hecho de que habrá despedidas esperadas e inesperadas. Lo último de mi año fue el haber participado en un proyecto de trabajo, cuya duración se redujo a un mes dado que la institución fue desechada por el nuevo gobierno. Otra despedida se suma en el marco de una experiencia laboral que mejoró mi panorama y me brindó la esperanza de seguir logrando cada vez más y mejores retos. Después de todo, la esperanza es la última en perderse, y juega a resistir tanto cambio y tanto andar diciendo adiós.

La verdad no siento que un año más esté finalizando, honestamente sentí que varios años pasaron por mi vida en uno solo, maduré "mal plan" pero me siento cada vez mejor. Vienen cosas buenas y aunque este año me entrenó para las despedidas, no he perdido la habilidad de algo que a veces es un poco más difícil: volver a saludar.



domingo, 31 de diciembre de 2017

GOLPES Y CARICIAS DEL 2017

 Recuentos por aquí y por allá, mi modesto y algo empolvado blog no podía quedarse atrás. Asuntos de mi pequeña historia, algunos trastocados por eventos que a muchos nos afectaron lo convirtieron, entre otros, en un año muy difícil, al menos esa es la opinión compartida para resumirlo. Debo admitir que, en lo que mi breve existencia recuerda, nunca antes había deseado tanto que un año llegara a su fin. Sin embargo, cerrar de esa forma es demeritar momentos, decisiones y personas maravillosas que encontré dentro de esta vuelta arbitraria de la Tierra en torno al Sol y que trajeron valor a mi pequeña historia.



De tal manera que comenzaré con los golpes del 2017 para terminar con sus caricias, en un acto semejante al que ejerce quien popularmente elige la mala noticia primero para después escuchar la buena.

Dos mujeres cercanas a mi vida, que a mi familia impregnaron de su esencia y convivencia, partieron este año. Mi bisabuela, a quien desde que tengo memoria llamamos Mamá Luz, falleció en abril, y en noviembre mi tía Liz se reunió con su abuela. Esta noche no estarán ellas cenando con nosotros como cada año lo hacían y aunque la sentencia a veces fría de "la vida sigue" nos mueve a continuar, hay momentos donde se torna duro asimilarlo, donde es inevitable sentirse inmerso en el duelo y la nostalgia. Las extrañaré mucho y me queda acompañar en el dolor a quienes más lo están sintiendo. 

No intento jerarquizar sufrimientos, pero quien lo ha vivido me entenderá cuán diferente es aceptar la partida del ser querido que terminó un ciclo de vida y que en su longevidad tuvo años de fortaleza, respecto de quien no alcanzó dicha etapa. Mi tía era joven y una enfermedad crónica le significó una amarga y dolorosa lucha este año; sobre el arduo y tristemente frustrado deseo de verla recuperada, yacía la resignación de saber que su sufrir había terminado. Mientras tanto, la tía abuela está atravesando la indescriptible experiencia de perder físicamente a su madre y su hija; mi mamá y su hermana extrañan a quien en vida fue su mejor amiga, quedando mi madre con una salud deteriorada. Desde luego, han sido más los factores que afectaron a mamá durante este año, pero la batalla se ha vuelto más dura con todos los sucesos que mermaron la tranquilidad de la familia.


La hipertensión crónica de mi lideresa la hace sentir como si llevara una bomba: un movimiento en falso, imperceptible en ocasiones, puede hacerla detonar. Suena simple pero cambia la vida de manera radical porque esa bomba se lleva a diario. Mi variable empatía ha hecho que en algunos momentos de estrés termine chocando con la dura realidad; francamente no es nada sencillo dar lo mejor de ti en tiempos de batalla, cuando por más que te esfuerzas no parece haber resultado. Por supuesto, claudicar no es opción, no con amor de por medio.

¿Qué más decir del sismo del 19 de septiembre? Su servidor andaba por las calles del sur de la ciudad cuando dio la 1:14 pm. Regresar a casa me tomó el triple del tiempo que usualmente me toma y debo admitir que corrí con mucha suerte. La redistribución del transporte me hizo esquivar todas las zonas de desastre, eso hubiera agravado el nuevo significado que en esas horas de camino descubrí de la palabra "angustia". Llegando a casa mi familia, ilesa, me dio un abrazo entre lágrimas pues no habíamos logrado comunicarnos. Jamás olvidaré ese abrazo.

Los días siguientes fueron de centros de acopio, conseguir material de rescate y presionar a las autoridades educativas de no precipitar el regreso a clases en una ciudad colapsada y con la tristeza de quienes no pudieron contarlo. La consecuencia de esta presión es que yo aún no termino por completo el semestre, pero luego de presenciar y formar parte de esa solidaridad imprevista de la sociedad civil ante una tragedia de esta magnitud, lo demás es lo de menos.

Lo cierto es que todos mis conocidos quedamos alterados, el menor ruido semejante a la alerta sísmica y desalojamos como nunca antes. El riesgo real siempre estuvo allí, desde la ciencia hemos obtenido explicaciones a esto, sólo que ahora sí se ha hecho parte de nuestras vidas en quienes no estuvimos en el terremoto del 85, y en quienes sí, la memoria se fortaleció.

Mi entrada anterior fue sobre cómo quedé fuera de un proyecto de trabajo, este último semestre entré en un colegio a dar clases y ese cambio fue una decisión formidable. Me siento feliz en el nuevo ambiente de trabajo y forjando mis primeros pasos como titular; aunque, por supuesto, el drama no podía faltar. Tengo un ultimátum de titulación y los golpes del año hicieron retrasar el desarrollo de mi tesis, de pronto la gestación de la misma se volvió un "embarazo de alto riesgo", afortunadamente este breve período vacacional me ha servido para avanzar mucho y espero parir mi tesis en cuestión de semanas. Sigue en juego la permanencia, pero mi asesora y mis candidatos a sinodales se han mostrado gratamente comprensivos conmigo; ya les avisaré en qué acaba mi trabajonovela.

Otra gran aventura este año fue mi segundo servicio social: un diplomado dirigido a maestros de primaria e impartido por científicos para generar herramientas didácticas interesantes. Más allá de eso, se convirtió en un lugar para estrechar lazos y compartir vivencias con seres excepcionales. Fui muy feliz de apoyar a esos profes y a mi ponente. Sobrellevamos los tiempos de crisis y algunas desavenencias; nuevamente la bendición de hacer lo que te apasiona venció cada obstáculo y creó la más bella de las fraternidades. Con ellos me fui de campamento organizado por el mismo diplomado, y fue una experiencia inolvidable. Antes de esos días de agosto conviviendo con la naturaleza, me pensé incapaz de hacer actividades como rappel, escalada y tirolesa, no sólo logré dejar atrás aquella idea, sino que lo hice con el maravilloso paisaje volcánico de Tlaxcala como testigo. Además de que sin duda hubo aprendizajes de todo tipo en dicha travesía, por encima incluso de la superación física. 

Llegado a este punto debo recordar lo eternamente agradecido que estoy con Kuri, quien ha sido para mí mucho más que mi jefa  y mentora. Se ha vuelto mi confidente más cercana y el vínculo que nos hace formar equipo nos nutre de gran manera. Gracias a ella el diplomado, el colegio y la ayudantía llegaron a mi vida ubicándome en el punto donde mi realización profesional y personal son prometedoras.

Como es posible notarlo, fui entrando en lo positivo de mi año, sólo que no he hablado de su más sublime caricia. El amor me encontró y con alegría he compartido diez fabulosos meses llenos de probaditas de eternidad, sueños y realidades que nos unen más y más. Mi Tambor, mi NeAn, me ha acompañado en cada faceta que he relatado en esta entrada. Tampoco su año fue fácil, sufrimos juntos la partida de seres queridos y cada beso entre lágrimas nos ha hecho admirar la fuerza con la que este amor se construye. Tenemos el entusiasmo de continuar juntos; a lado suyo soy yo mismo, y sé que en mí encuentra un hogar, eso nos brinda las mejores expectativas hacia un nuevo período y como debe ser, será.

Ese fue mi 2017, y esta es una noche diferente con sentimientos encontrados. Sin embargo, a mí y a muchos nos queda la esperanza de tomar la energía necesaria para hacer frente a todo lo que en 2018 espera por nosotros. Siguiendo, no por inercia, sino por convicción, por amor.

Felices fiestas y profundas reflexiones, les dejo la canción que ha descrito mi año.


Gracias por seguir.


viernes, 30 de junio de 2017

MAQUINARIA ESTADÍSTICA

Al iniciar el año, me propuse dedicarme de lleno a escribir... Mi tesis. Esto mientras me distribuía en los distintos proyectos de estadística y enseñanza de las matemáticas en los que formo parte. Pero ya que tengo un descanso, he decidido volver aquí. Además, este año ha sido tan novedoso para mí en varios aspectos, tan sorprendente, que me siento en necesidad de compartir en mi pequeño Blog lo que hoy leerás y un poco más.

¿La tesis? Bien, ahí la llevo, pero cambiemos de tema.

Fui a la Cineteca Nacional acompañado de un ser maravilloso, a quien también querré dedicar alguna entrada posterior con todo el amor que orgullosamente le profeso. Vimos "Maquinaria Panamericana", una película mexicana cuyo valor e intensidad radican en la sencillez de su argumento, además de una ambientación de los años noventa por completo entrañable. Te reseñaré sin lujo de detalle porque realmente me gustaría que la veas, y no por la letanía pordiosera de "apoya el cine mexicano" sino porque en verdad lo vale:



Maquinaria Panamericana es una empresa que vive tiempos difíciles, sin embargo, toda la planta laboral sigue sus días con una normalidad que en un solo día se extingue, al descubrir la muerte de su director.

Las emociones que viven, las decisiones que toman y todos los secretos que sobresalen a raíz de esta situación le dan un gran poder narrativo a la cinta; en verdad me conmovió y te la recomiendo.

Un eje temático de la historia es el duelo por la pérdida, incluso hay un personaje que lo hace expositivo. Quién diría que en la semana siguiente yo terminaría experimentándolo de manera similar: perdí, por primera vez, un trabajo.

De ahí el título de esta entrada. Mi "Maquinaria Estadística", donde hice mi servicio social y permanecí como becario en un proyecto de vinculación académico-gubernamental el año pasado. Éste llegó a su fin y seguí siendo parte del equipo, durante toda esta mitad del año había estado apoyándolos sin remuneración, por amor al arte y con la esperanza puesta en seminarios y solicitudes a proyectos donde mi nombre aparecería como colaborador. Podía permitirme ese costo negativo de oportunidad mientras estudiaba mi segunda licenciatura cerca del instituto, y ahí avanzaba con mi tesis. Por otra parte, una institución de enseñanza privada me daba la oportunidad, a través de mi querida Mecenas en la facultad, de ser asesor de matemáticas, lo cual me daba cierta estabilidad como para seguir regalando tiempo y esfuerzo en la espera de nuevos planes de investigación, así es la incertidumbre habitual de un aspirante a investigador; me recuerda a los artistas independientes que incluso tienen que empezar pagando para ser promocionados y poco a poco ganar terreno.

Desafortunadamente, justo en el "arranque" de un nuevo convenio remunerado con otra institución del gobierno, al inicio de esta semana me anuncian que yo quedo fuera; pongo entre comillas "arranque" porque ya habíamos empezado a hacer entregables dos meses antes, sin saber cuándo y cómo se firmarían los convenios para la liberación de recursos, de donde saldría nuestro pago. La razón: burocracia en su máximo esplendor. Hubo una auditoría al instituto, se sancionó por no controlar horarios de entrada y salida, y bajo esta nueva condición no pude adaptarme a su horario. A partir de aquí yo bien podría ser visto como un típico millennial antihorarios de oficina, pero la realidad es que en año y medio dentro del equipo, nunca habíamos trabajado con "checador de turno"; no había necesidad, los resultados se obtenían y la iniciativa se mantuvo hasta en los períodos de mayor presión. Esto fue volver a la old school, bajo el miedo de ser flagelados por la directiva de un instituto auditado con cuentas pendientes.

Ese miedo a quedar mal con un órgano administrativo ha permeado en toda la maquinaria; con este proyecto, vigilando segundo a segundo qué información se presenta y si la producción en serie tiene a todos los obreros laborando, hemos pasado de ser una unidad académica crítica y propositiva para convertirnos en un puñado de comparsas oficialistas, agachones y complacientes... O tal vez sea una percepción producto de mi desencanto, sin embargo, el nuevo convenio no dejó de darme mala espina desde el principio.

¿Por qué no pude adaptarme y simplemente obedecer? Bueno, este otro proyecto de enseñanza me ofrece la oportunidad de trabajar como profesor titular el próximo semestre, sujeto a la condición del número de alumnos inscritos. Cuando me dieron el formato para pactar horarios los situé lo más temprano posible, con el fin de salir de allí y continuar mi jornada en el instituto. Por desgracia, con el nuevo horario impuesto no llegaba ni corriendo. "Lástima, sigue participando." No conformes con la estocada, en un aire de "ni te creas tan importante" los jefes soltaron el alegato de que el diseño muestral que propuse era insuficiente, y que ha sido necesaria la intervención de todo el equipo para arreglar mi pichicato documento. (Tsssss) En mi defensa puedo decir que, con todo lo que han pedido que se agregue, el pobre documento está dejando de ser un diseño muestral para convertirse en una bitácora operativa del instrumento de medición a aplicar; mejor dicho, un "Querido Diario" de la Encuesta, y el problema con los diarios es que revelan intimidades escandalosas, cosas que, de saberse, corren el riesgo de estropear los planes y permitir intervenciones. Allá ellos y su gusto por la cantidad sobre la calidad, nadie es indispensable, así que confío encontrarán a otro actuario que les haga ver la gravedad del problema. Ojalá sea a tiempo.

Después de la observación sobre mi último trabajo, todo se redujo a "te quedas con la maquinaria estadística o te la juegas en el proyecto de enseñanza que igual y no se arma." Debía decidir ese mismo día, sin más tiempo que perder.

Fue más fácil tomar la decisión que anunciarla. Simplemente seguí mi instinto.

Luego de externarla, el investigador titular fue muy comprensivo, ofreciéndome integrarme en futuros proyectos; no tanto así su mano derecha, y en esta última semana he sentido su mala vibra a través de correcciones y decisiones caprichosas que incluso me hacen dudar si realmente domina conceptos básicos del muestreo. Caigo en predicamentos ya que no me gustaría que el equipo sufra las consecuencias de que no sean tomadas en cuenta mis observaciones; quienes lo integran son verdaderamente buenas personas, a pesar de que esta jefa intentara ponerme en su contra, inventando que ellos alegarían por mi "horario preferencial"... Sé que miente, porque ya ha usado con otros la estrategia de "el equipo dice" compensando su falta de carácter y su exceso de hipocresía para expresar una opinión personal. He debido confrontar cuando considero sus correcciones riesgosas para el funcionamiento de la metodología, y sus reacciones sólo me han demostrado su inmadurez e ineptitud para recibir críticas. 

En fin, tal parece que es lo típico de un trabajo, sólo que lo vivo por primera vez, con toda ingenuidad, discrepancia, soberbia si quieren, ¿Por qué negarlo? Mientras tanto, esta última semana la he procurado disfrutar aún con esta serie de sinsabores. Cada vez está representando más un alivio salirme de un proyecto que me disgustaba, por más signos de pesos que tuviera en él.

Agradezco mucho la oportunidad de haber estado allí, y esto se lo debo a Paola, la compañera que confió en mis capacidades para hacerme parte del equipo. Ella, curiosamente, salió antes por circunstancias similares (mejores oportunidades cruzadas con imposibilidad de horario más una pizca de mala vibra), creo que ambos tuvimos grandes aprendizajes, principalmente el de luchar por estar donde quieres estar, haciendo lo que en verdad quieres.

Estoy en proceso de duelo, la maquinaria estadística seguirá adelante, y desde luego, yo también.

Finalizo, como es costumbre, compartiéndote una canción. La letra de Counting Stars resultó adaptarse a mi monólogo interno sobre este cambio en mi vida. 




No a la publicidad engañosa.

Bueno, ya me desahogué, a seguir curioseando.



sábado, 31 de diciembre de 2016

OTRO AÑO EN OTRA VIDA

He llegado al final del año, y tras el ridículo protocolo con el que cerré el 2015, no quise dejar pasar este momento para sentarme y escribir de nuevo. A fin de cuentas, tengo arraigado el impopular gusto por las rutinas. 





Este escrito no intenta ser diferente al momento de reflexión que muchos (en distinta medida) realizan en un fin de año; una retroalimentación es relevante en todo momento, pero en "cortes de caja" como éste, se vuelve más socorrido. ¿Qué sucedió? ¿He terminado ileso? Y ¿con qué suerte espero correr el próximo año?

La última pregunta es una necedad, como si tuviera alguna forma de saberlo; dicen que si quieres saber el futuro, basta con revisar lo que haces en el presente... En mi opinión es una teoría pretenciosa. 2016 fue un año de sorpresas: algunas inigualablemente fabulosas, y otras, cuando menos, desagradables. ¿Quién, en sus cabales ha logrado la proeza de anticipar una sorpresa? Si por definición, es imposible, ¿Cuál es entonces la obstinación de seguir haciendo planes? A pesar de meditarlo, la planeación tiene buenas razones para no ser abandonada, al menos, para no perder la ilusión del control y el camino trazado, estoy aprendiendo a no aferrarme a ella, sin dejar de disfrutar sus esporádicos beneficios.

Evocando a Joan Manuel Serrat en una de mis canciones favoritas: "juega las cartas que me da el momento, mañana es sólo un adverbio de tiempo"; me siento, en general, satisfecho con las cartas que este año tuvieron a bien llegar a mi mano. Personas que me han brindado su apoyo y confianza, instantes para presenciar éxitos de amigos y sentirme feliz por sus logros, a todos ellos les he compartido mi reconocimiento y agradecimientos antes, y sin dudarlo vuelvo a hacerlo ahora.

Diferentes retos, algunos de ellos continúan en proceso; etapas que han culminado y dan lugar a nuevas perspectivas. Decisiones, muchas de ellas inesperadas e ineludibles; esas oportunidades para seguir o salir de la dinámica en la que mis días estuvieron involucrados siempre originan expectativas y un poco de temor. La latente y casi obsesiva noción del riesgo, cuya presencia sazona los proyectos y pone a prueba la personalidad, me ha dejado saber que equivocarse es prácticamente obligatorio si se busca crecer.

Todo lo que antes mencioné, ese andar por la vida decidiendo, errando y siguiendo; no tiene lugar sin salud ni seguridad. Ambas, este año, fueron constantemente cuestionadas en mi vida y la de mis seres queridos. Días difíciles que la incertidumbre patrocina... He salido ileso (nada grave en mí, ciertas condiciones por mejorar), sin embargo, para personas especiales en mi existencia, la lucha no termina; hablar de fe y esperanza me cuesta trabajo, pero en tiempos de guerra interna, cobra sentido desearla para todos aquellos que la buscan. 

En cuanto a la seguridad, tema de mi estudio a lo largo del año... Me ha desmontado ciertas creencias sobre cómo se organiza la gente en torno al tema: en realidad, estamos solos, aunque la frialdad de estas palabras decepcione. Remarco lo que Madonna mencionó en su discurso este año: "la única seguridad que existe es la que proviene de la confianza en nosotros mismos". La medida de esa confianza es algo en lo que aún trabajo; porque no soy infalible, pero ¿por qué negarlo? En mucho de lo que me he propuesto hacer he sido un chingón, no me interesa si por sí sola esta actitud ofenda, pues mucha de esta censura y desprestigio al mérito pulula en nuestra cultura: todos tenemos una virtud que nos enorgullece, y no deberíamos avergonzarnos por eso. Sin embargo, si he sido cegado por este brillo que en mis logros he encontrado, me dispongo a darle a estas cosas su justo valor para recuperar mi visión y no olvidar que yo sí quiero buscar el bien común, que el éxito personal es, y será siempre, compartido con quienes han brindado el genuino apoyo.

Más que propósitos y planes, serán acciones sobre la marcha las que definirán mi 2017, de modo que ese protocolo prefiero diluirlo. Habrá mucho por escribir y si el tiempo lo permite, con gusto lo continuaré compartiendo. Estemos o no de acuerdo, es tiempo para darnos un abrazo, valorar lo que tenemos y reconocernos. Luego, seguiremos curioseando, esperando que lo que encontremos sea muy bueno.

Terminaré esta entrada y este año,  con música, la fiel compañera. Mi 2016 y el título de mi entrada se asemejan a esta canción:



ANOTHER SUITCASE IN ANOTHER HALL
Madonna
Evita (BSO)
(Traducción-Adaptación propias)

Nunca espero que mis aventuras amorosas duren demasiado.
No vivo con la tonta creencia
de que mis sueños se harán realidad.
Me acostumbré a los problemas,
soy capaz de anticiparlos
Pero de todos modos los odio
¿acaso tú no?

Entonces, ¿qué pasa ahora?
(Otra maleta en otro corredor)
Entonces, ¿qué pasa ahora?
(Quita tu retrato de otro muro)
¿A dónde iré?
(Te las arreglarás, siempre lo has hecho antes)
¿A dónde iré?

Una y otra vez he dicho que no me importa,
Que soy inmune al dolor,
que soy fuerte, pase lo que pase.
Pero cuando algo ocurre,
todas mis palabras me abandonan.
Así que cualquiera puede herirme
y de hecho lo hacen.


Entonces, ¿qué pasa ahora?
(Otra maleta en otro corredor)
Entonces, ¿qué pasa ahora?
(Quitar tu retrato de otro muro)
¿A dónde iré?
(Te las arreglarás, siempre lo has hecho antes)
¿A dónde iré?

Llámame en tres meses y estaré bien, lo sé.
O tal vez no lo esté del todo,
pero sobrevivo de cualquier modo.
No recordaré nombres y lugares de cada triste ocasión.
Pero eso no es consuelo,
Aquí y ahora.


Entonces, ¿qué pasa ahora?
(Otra maleta en otro corredor)
Entonces, ¿qué pasa ahora?
(Quitar tu retrato de otro muro)
¿A dónde iré?
(Te las arreglarás, siempre lo has hecho antes)
¿A dónde iré?

(No preguntes más).


Gracias, y feliz celebración.


martes, 27 de diciembre de 2016

DIAMANTES, A PRUEBA DE ATAQUES (El musical)

Acerca de mis sentones... En el banquillo de los acusados. Musicalizado con traducciones de canciones concebidas por la talentosa Marina and the Diamonds.



Todo comenzó, probablemente, con una discusión en redes sociales hace semana y media. Una estudiante pidió recomendación sobre la profesora que me ha brindado la oportunidad de trabajar con ella frente a grupo, durante este que ha sido un gran año en mi vida. Fue muy grato leer el apoyo y visto bueno de una compañera de generación y de un exalumno nuestro; no obstante, hubo un comentario, de una chica que también pertenece a mi generación, que sin fundamento claro desvirtuaba la recomendación que ellos hacían.

Debí ignorarla, era lo mejor, mi posición de profesor adjunto no me daba la imparcialidad deseada... Pero no lo hice: respondí. Bien lo dice Lenny en Los Simpson: "Todos sabemos lo que hacemos, lo que no sabemos es si la reacción es adecuada a las circunstancias." Reconozco, en retrospección, que no fue lo adecuado. Supuse que de su crítica podía depender que el grupo se cerrara y nos quedáramos sin la oportunidad en el siguiente semestre, todo por calumnias. 

¿Cómo era posible? Ella ni entraba, no ponía atención, compartí materias con ella y su actitud de "me vale madres" era conocida por más de uno. Incluso, en vista de su bajo rendimiento, quiso relacionarse con uno de los ayudantes, tal era su calidad humana. Me abstuve de recordarle lo último, ya que no correspondía a la materia en discusión. Su defensa era "no puedes decir que me conoces, todos tenemos una opinión". Era cierto, además, se abrieron las puertas para falacias ad hominem y tuo quoque, que por más convincentes que suenen, son sólo eso: falacias. Opté por invitaciones justamente a "cambiar de opinión", para animarla a inscribirse en la materia. Al final terminó bloqueándome, "la bonita de la generación" no quiso comentar más y desapareció ante mi perfil.

 Al día siguiente, en una página web de recomendaciones anónimas acerca de profesores, la lista de comentarios tuvo espacio para las primeras críticas desagradables y  negativas hacia mi persona.

¿Coincidencia?

GIRLS 
(traducción & adaptación propia)



Luzco como chica
pero pienso como un chico.
No es propio de damas
comportarse grotesco.

Es fácil ser sórdido cuando tienes una mente inmunda.
Quédate con tu yogurt
yo con mi pastel de manzana.

"Las chicas no deben actuar sucio",
"no pueden aparentar más de 30".
No voy a inclinarme en cortesía
por ti.

¿Existe una posibilidad
de que dejes de inventar chismes sobre mí,
para ocultar tus inseguridades?
Todo lo que dices es "bla bla"
Chicas que no serán mis amigas
porque me hacen dormir de tanto que hablan
sobre todas las calorías que comen.
Todo lo que dicen es "na na na na na".

Chicas, oh chicas
muevan sus colas al ritmo.
Hagan el ruido que quieran
publicando primeras planas.
Escriban buenas historias
Sus madres estarán orgullosas.
Pueden ganar dinero con su duda e inseguridad.

"Las chicas no deben actuar sucio",
 "no pueden aparentar más de 30".
No voy a inclinarme en cortesía
por ti.

¿Existe una posibilidad
de que dejes de inventar chismes sobre mí,
para ocultar tus inseguridades?
Todo lo que dices es "bla bla"
Chicas que no serán mis amigas
porque me hacen dormir de tanto que hablan
sobre todas las calorías que comen.
Todo lo que dicen es "na na na na na".

Me siento como si condujera un auto veloz.
Quemar gasolina sucia no te llevará tan lejos.
Siento que tomé el camino equivocado
pero me aseguraré de ser quien ría al último.

Esos comentarios se reducían a tres conceptos: "engreído, misógino y acosador". La misma profesora me ha dicho: "en esa página hay una sarta de mentiras sobre mí". Yo mismo he pensado que lo que habla ahí, en la mayoría de los casos, es la frustración del alumno que no reconoce sus propios errores. Mis jefes del servicio social también han sido difamados en este sitio web, especulando que entre ellos había un romance, lo cual es falso... No debería importarme entonces la ausencia de objetividad, pero también he usado la página como referencia, he comentado en ella durante años. Luego entonces, inevitablemente me importó.

Esto me ha hecho dejar de adjudicarle la autoría de los comentarios a "la bonita": justo ese día entregamos calificaciones de la primera vuelta de exámenes finales.

I AM NOT A ROBOT
(traducción & adaptación propia)



Has estado portándote horrible últimamente
Fumando montones de cigarrillos
últimamente.
Pero por dentro, eres tan solo un pequeño bebé.

Está bien admitir que tienes un punto débil,
no siempre tienes que estar en la cima.
Es mejor ser odiado,
que amado por ser lo que no eres.

Eres vulnerable, eres vulnerable.
No eres un robot
eres adorable, tan adorable
pero estás perturbado.

¿Adivina qué?
No soy un robot,
un robot.

Te has estado juntando con niños sin amor
quienes nunca te gustaron realmente
y en quienes nunca confiaste.
Pero eres tan magnético,
recoges todos los pins.

Nunca quieres comentar nada al respecto
No contestas el teléfono cuando éste suena.
No seas tan patético,
Sólo ponte a cantar.

Soy vulnerable, soy vulnerable.
No soy un robot.
Eres adorable, tan adorable,
pero estás perturbado.

¿Adivina qué? No soy un robot,
Un robot.

¿Puedes enseñarme a sentir la realidad?
¿Puedes sólo apagarme?
Para deshacerme de este fuerte latido.

¿Adivina qué? No soy un robot,
Un robot.


¿Y si las acusaciones fueran ciertas? Engreído, misógino y acosador... Dije que no debería hacer caso, ¿pero qué tal si no me di cuenta de lo que proyecté frente a grupo durante el semestre? 

¿Engreído?

Sí... Ha llegado a mis espaldas antes esa etiqueta, no obstante, también se me ha dicho que no lo soy, y me lo ha dicho gente que en verdad me importa. La familia me ha remarcado los momentos donde he sido un engreído, para saber identificarlo. Me preocuparía saber que lo fui en clase si eso impidió que se resolvieran dudas. Tengo presente que hay quienes confunden ser humilde con vivir avergonzado de tus cualidades, y que el mínimo rasgo de realización hiere las más inmaduras susceptibilidades.

¿Misógino?

Resultaría irónico que, siendo colaborador en proyectos contra la violencia de género, haya restado atención y negado apoyo a una alumna sólo por ser mujer. Mi profesor de finanzas, con todo respeto, es joven, bien parecido y carismático. En esa página pusieron que él sólo ponía atención a las dudas de las mujeres... Yo soy el ejemplo de que esto es falso. Alumnas mías pueden desmentir lo que en el anonimato se afirma sobre mí, que sólo ponía atención a los hombres. Sabes, las características de mi profesor hacen que el rumor inventado aparente ser verdad, en pocas palabras, que se lo imaginen y se sienta creíble. Yo conozco mis características para que se me atribuya el prejuicio, y de ahí surge el tercer señalamiento:

¿Acosador? 

"Dejé de entrar a su clase porque se me quedaba viendo raro". En esta era de tecnologías invasoras y usuarios indefensos, donde una mirada perdida puede traducirse como violencia sexual, ¿qué tan amplio es el margen de error? Si fue recurrente ¿por qué no tener la valentía de confrontarlo? Me dirigí con respeto a mi grupo, en todo momento, no recuerdo un solo instante donde diera lugar a la incomodidad. No me interesa ser docente para buscar relaciones sexoafectivas con mis alumnos, sé perfectamente que no es el lugar ni la población indicados. Como consejero en el bachillerato estuve detrás de la remoción del profesor que sí lo llevó a cabo con algunos de sus alumnos; sólo puedo vislumbrar alevosía en ese tipo de romances. Pero desde luego, el estereotipo del "puto mal portado" impera... Típico, no encajo.

THE OUTSIDER
(traducción & adaptación propia)



Sintiéndome como un perdedor
Sintiéndome como un renegado.
Sentado en el exterior
observando la diversión.

No busques mi lado malo
sé usar un arma.
¿Por qué no vamos 
al asiento trasero?
Te mostraré algo que disfrutarás.

Esta gente se vuelve rara aquí
y han comenzado a darme miedo
sólo porque sabes mi nombre
no quiere decir que sepas mi juego.

Me miro a mi mismo, en el espejo.
Y susurro "estoy en el sitio equivocado"
¿Pierdo más de lo que gano
si voy por mi cuenta otra vez?

Por mi cuenta otra vez
Dentro del exterior, 
por mi cuenta otra vez,
dentro del exterior,
por mi cuenta otra vez,
dentro.

La gente está conectándose
no sé qué decir.
Soy bueno protegiendo
lo que quieren llevarse de mí.

Derramar la leche del desayuno
me molesta al doble.
Y te sonreí suavemente
porque soy un jodido comodín.

Esta gente se vuelve rara aquí
y han comenzado a darme miedo
sólo porque sabes mi nombre
no quiere decir que sepas mi juego.

Me miro a mi mismo, en el espejo.
Y susurro "estoy en el sitio equivocado"
¿Pierdo más de lo que gano
si voy por mi cuenta otra vez?

Por mi cuenta otra vez
Dentro del exterior, 
por mi cuenta otra vez,
dentro del exterior,
por mi cuenta otra vez,
dentro.

Adentro.

Todo lo que sé 
es que no puedo fingir.
Así que me siento en el exterior
otra vez.

Nadie es moneda de oro, la fórmula del fracaso es pretender agradarle a todos... Lo sé, lo sé. No pretendo hacer amigos entre mis alumnos, sólo persigo el vínculo necesario para que el aprendizaje surja, y eso no depende sólo de mí; reconozco que no todos los estudiantes tienen la disposición, yo mismo debí recuperarla en ciertos momentos de mis estudios, y estos aún no terminan. "Si el río suena, es porque agua lleva", eso resulta ser la contraparte de todo lo que escribí en párrafos anteriores, pero el refrán no contempla cuando el río es contaminado y acaba con el agua pura, todo por calumnias.

Ese ser insoportable dentro de mí, llamado idealismo, es muy sensible ante estas cosas. Mentiría si negara que esta situación jugó con mi ánimo. Me hizo sentir débil, y momentáneamente, eso se vale. En lo personal, me daré permiso de serlo en los minutos siguientes que dura esta canción. 

NUMB
(traducción & adaptación propia)



Con una cosa en mente, como un pez dorado.
Atrapado en una Caja de Petri.
No puedo respirar y no puedo sonreir,
valdrá la pena mientras tanto.

Me siento anquilosado la mayor parte del tiempo,
Cuanto más bajo caiga, más alto llegaré.
Y me preguntaré porqué
oscurecí sólo para:

Brillar,
buscando la luz dorada
me parece un sacrificio razonable.
(Arde, brilla)

Olvida a la familia,
Olvida a los amigos.
Así empezó todo y así terminará.
No puedo ponerme a llorar
porque estuve en silencio toda mi vida.


Me siento anquilosado la mayor parte del tiempo,
Cuanto más bajo caiga, más alto llegaré.
Y me preguntaré porqué
Oscurecí sólo para:

Brillar,
buscando la luz dorada
me parece un sacrificio razonable.
(Arde, brilla)

Oscurezco, estoy en el infierno.
Necesito un amigo,
pero no puedo gritar.
No soy bueno, no soy bueno para ninguno.
Porque todo lo que me importa
es ser el número uno.


Brillando,
buscando la luz dorada
me parece un sacrificio razonable.
Un sacrificio.

Me siento anquilosado la mayor parte del tiempo,
Cuanto más bajo caiga, más alto llegaré.
Y me preguntaré porqué
oscurecí sólo para:

Brillar e iluminar el cielo,
las estrellas que se queman son las más brillantes,
caeré muy pronto y pasaré cerca de ti,
chispeando como encendedores vacíos.

Me siento anquilosado la mayor parte del tiempo...

Necesité restaurar la confianza que sentí endeble, debo reflexionar sobre la fortaleza que en mí yace. Puedo hacerlo mejor y no soy intocable, esas son buenas lecciones, pero la más recalcitrante es la que me hace entender que dichas críticas difamatorias no tienen porqué ser las últimas. Quiero llegar a determinar, como la seguridad y experiencia de mi profesora se lo han permitido con total serenidad, cuáles de ellas son una sarta de mentiras y cuáles son recomendaciones objetivas, sin lugar a dudas. También debo acudir más a la estrategia cautelosa y menos al impulso obstinado cuando de adversidades se trata; detractores los habrá siempre, y además de ser agotador, se torna intranquilo el panorama luego de debatir con ellos. No lo valen. 

Curiosamente, este alto en el camino me ha hecho convencerme más de que, actualmente, es la enseñanza lo que más me apasiona y me rehúso a dejarlo; si eso esperaban, que esperen sentados.

Admiro tanto a Marina (lo cual es absurdo si se supone que soy misógino) porque tuvo una canción para agudizar mi drama, y tiene otra para regresar mis pies a tierra firme. La comparto contigo, esperando te reconforte tanto como a mí.

GOLD
(traducción & adaptación propia)



Lo tuviste en la palma de tu mano,
lo dejaste ir entre tus dedos como arena.
Porque ellos no entienden quién eres.
No importa mientras yo sea tu estrella.

Sí, yo sé, necesito el oro.
Pero aquello que amo
no puede ser vendido ni comprado.

No pienses que quiero lo que solía querer.
No pienses que necesito lo que solía necesitar.
No pienses que quiero lo que solía querer.
No pienses que veo lo que solía ver.

He estado esperando, esperando que la moneda caiga.
He estado trabajando, trabajando para recuperar lo que perdí.
Y pase lo que pase, me encontraré bien.
Porque la fortuna corre por mis venas.

Puedes llevarte tu toque de Rey Midas.
Mejor abre el paso a mi fiebre del oro griego.

No pienses que quiero lo que solía querer.
No pienses que necesito lo que solía necesitar.
No pienses que quiero lo que solía querer.
No pienses que veo lo que solía ver.


Desde el Dorado hasta Colorado
Tu oro no puede ser vendido o comprado.

No hay moraleja en esta historia.
Pero puedo escuchar mi libertad,
llamándome.

No me importa que todo el mundo sepa,
que soy un millón de dólares en un agujero.
No me importa que todo el mundo sepa
que, cariño, ni siquiera quiero tu oro.

Desde el Dorado hasta Colorado
Tu oro no puede ser vendido o comprado.

Fiebre del oro, fiebre del oro.
Libre, libre... Soy libre.

Hasta aquí el desahogo de mi relato, me siento mejor ahora. Marina and the Diamonds escribió la mayoría de estas canciones (exceptuando Gold) cuando experimentaba depresión endógena. Con sus proporciones guardadas, sentirme identificado con su inspiración, su descontento y crisis existencial me sirvieron para recobrar el sentido en este episodio que promete, en un futuro, ser más insignificante. 
Cierro con este tema, el cual me recuerda que nunca es fácil la bienvenida al mundo de los adultos.

ARE YOU SATISFIED?
(traducción & adaptación propia)



Estaba jalándome el cabello,
el día que acepté el trato
de recibir calma químicamente.
¿Se suponía que tenía que estar feliz de que mi vida
estuviera a punto de cambiar?

Una vida fingiendo ser
el gato que alcanzó la crema
todos dicen "Marina es una soñadora".

A la gente le gusta decirte lo que vas a ser
no es mi problema si no ves lo que yo puedo ver.
Y me importa un carajo si no lo crees.

Es mi problema, mi problema,
si nunca estoy feliz.
Es mi problema, mi problema
qué tan rápido llegaré al éxito.

¿Estás satisfecho
con una vida mediocre?
¿Necesito mentir
para abrirme camino en la vida?

Toda una triunfadora, ¿no lo ves?
Cariño, nada es gratuito.
Ellos dicen que soy una controladora.
Una codiciosa del éxito,
nadie puede detenerme.

Porque es mi problema si quiero hacer mis maletas y largarme.
Es asunto mío si necesito
beber, fumar y maldecir.

Es mi problema, mi problema
si siento la necesidad de ocultarme.
Es mi problema si no tengo amigos
y siento que quiero morir.

¿Estás satisfecho
con una vida mediocre?
¿Necesito mentir
para abrirme camino en la vida?
¿Estás satisfecho
con un camino fácil?
Una vez que has cruzado la línea.
¿Estarás satisfecho?

Triste por dentro,
en esta vida.
Insatisfecha de rezar.
Triste por dentro,
en esta vida.
Insatisfecha de esperar.

¿Estás satisfecho
con una vida mediocre?
¿Necesito mentir
para abrirme camino en la vida?
¿Estás satisfecho
con un camino fácil?
Una vez que has cruzado la línea.
¿Estarás satisfecho?


No, que chingue a su madre, mejor una más.

Ésta no podía faltar, ¡resume tan bien mi sentir ahora!

¡Gracias Marina!

CAN'T PIN ME DOWN
(traducción & adaptación propia)



Puedes pintarme de cualquier color
y puedo ser tu payaso,
pero no puedes tener mi número
No puedes intimidarme.

Sí, no puedes intimidarme.
Sí, no puedes intimidarme.

Ahora tengo tu respaldo,
¿qué es lo que no te gusta?
¿Piensas que estoy atascada
porque siempre busco peleas?
Puede que pienses que soy de una forma
pero en realidad soy de otra.
No puedes desmentirme,
retrocede hij@ de puta.

¿En verdad esperas que escriba
un himno feminista?
Si soy feliz en la cocina
preparando la cena para mi marido.

Puedes pintarme de cualquier color
y puedo ser tu payaso,
pero no tienes mi número
No puedes intimidarme.

Sí, no puedes intimidarme.
Sí, no puedes intimidarme.

Todavía no me conoces,
ni siquiera estás cerca.
Eso es justo lo que más detesto.

Todas estas contradicciones
que están emanando de mí
soy sólo otra chica del siglo XXI.

Nunca voy a darte
todo lo que esperas
si crees que soy como el resto
ve a que te examinen los ojos.

¿En verdad esperas que escriba
un himno feminista?
Si soy feliz en la cocina
preparando la cena para mi marido.

Puedes pintarme de cualquier color
y puedo ser tu payaso,
pero no puedes tener mi número
No puedes intimidarme.

Sí, no puedes intimidarme.
Sí, no puedes intimidarme.

Nunca voy a darte
todo lo que esperas
si crees que soy como el resto
ve a que te examinen los ojos.

Puedes pintarme de cualquier color
y puedo ser tu matrioshka
pero no tienes mi número
No puedes minimizarme.

Puedes pintarme de cualquier color
y puedo ser tu payaso
pero no tienes mi número
No puedes intimidarme.

Sí, no puedes intimidarme.